sábado, 24 de enero de 2015

TENGO UN SUEÑO


El pasado lunes se celebró en Estados Unidos el día de Martin Luther King, algo que más allá del merecido homenaje, nos puede servir para establecer una comparación con el momento histórico que vive el deporte español en estas fechas.

El Premio Nobel de la Paz de 1964 nunca abandonó su lucha por la igualdad de derechos entre negros y blancos en EEUU. La segregación histórica hacia los primeros, pedía a gritos la llegada de un líder capaz de dar un giro de 180 grados a una situación tan injusta como incompresible, y eso fue lo que sucedió con la irrupción estelar de Luther King, el cual, insistió hasta el final en esta pugna social hasta el punto de perder la vida a los 39 años, precisamente, antes de liderar una nueva manifestación. 



La realidad es que su figura no ha perecido en la historia reciente, puesto que la Ley de los derechos civiles y la Ley del derecho al voto, corroboran el gran éxito del joven activista, del mismo modo que justifican el reconocimiento a su trabajo, que se puede apreciar simbólicamente todos los 19 de Enero desde 1986, día en el que se celebra su festividad.


Precisamente en ese año, 1986, Fernando Martín se convertía en el primer jugador de baloncesto español de toda la historia en jugar en la NBA. 
El pívot madrileño rompía los esquemas preestablecidos con respecto a los menospreciados y segregados jugadores europeos y daba un paso tan grande como su figura, aterrizando en la ciudad de Portland y en unos Trail Blazers cuya competencia le destinó al banquillo.

El 'mesías' español, abrió la puerta para que varios años después, en 2001, un joven jugador catalán de Sant Boi, casualmente, llegara a la ciudad donde asesinaron a Martin Luther King, Memphis, y nos enseñara desde el otro lado del charco que 22 puntos y 28 rebotes (registros de Fernando Martín durante un año) se podían alcanzar fácilmente en dos partidos sin tener que recurrir a la ciencia ficción.

Sin duda, la ciudad de Tennessee y su franquicia, Memphis Grizzlies, conforman el epicentro de esta nueva entrega de Los Lunes del Imparcial, puesto que la historia no se queda ahí...

Al éxito de Pau Gasol, convirtiéndose en el máximo anotador histórico del equipo, consiguiendo un pasaporte a Los Ángeles y ganando dos anillos junto a su excelencia Don Kobe Bryant, le siguió la aparición dominante de su hermano Marc, en la misma ciudad y en el mismo equipo donde su hermano se labró su sueño americano, y con la intención de superar todos y cada uno de los récords del mayor de los Gasol.

Con el paso de los años, los dos hermanos han moldeado sus figuras a imagen y semejanza del prototipo estadounidense. La extrema delgadez inicial del número 16 era tan llamativa como el sobrepeso del 33 en la línea de salida, pero ambos han trabajado hasta la extenuación para conseguir que su físico sea ahora una ventaja (incansable Pau a los 34, demoledor Marc en la zona).

Situaciones de la vida, el pasado verano parecía que España se presentaba en 'su mundial' con el frontcourt más potente del mundo, pero tras fracasar rotundamente y con el traspaso (expectante) coast-to-coast de Pau Gasol a los Bulls de Chicago, parece que los dos jugadores han hecho una especie de pacto secreto, porque en lo que va de temporada, no sólo han consolidado a sus equipos como máximos aspirantes al anillo (liderando sus conferencias en alguna ocasión), sino que como colofón han llegado al límite de su mejor versión individual, convirtiéndose el pasado viernes, en los primeros hermanos elegidos como titulares en el All-Star, el partido de las estrellas de la NBA y por lo tanto, del mundo. 

Cuando el próximo 15 de febrero, Pau Gasol y Marc Gasol estén dispuestos para realizar el salto inicial a los ojos de todo el planeta, en el Madison Square Garden de Nueva York, quizá justo antes de empezar, ambos despierten de su sueño y se encuentren en el sofá de su casa de Sant Boi, mirando la tele de madrugada y viendo en acción a Michael Jordan, Hakeem Olajuwon, Stockton y Malone... Todo comentado por Andrés Montes y Antoni Daimiel.


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