lunes, 24 de noviembre de 2014

ENTREVISTA A DAVID GONZÁLEZ, NOVILLERO DE LA ESCUELA TAURINA DE MADRID.



‘Cuando los toreros nos ponemos delante del toro, hay veces, por ejemplo en Madrid, que prefieres que te pegue una cornada a estar mal.’ (D. G.)

Los pensamientos, sentimientos y deseos que florecen en una persona cuando se sitúa delante de un toro con el objetivo de controlarlo, domesticarlo y finalmente, matarlo, son dignos de estudio. La tesitura del torero en una faena, cuyo objetivo es lidiar con el morlaco bajo los ‘olés’ de la grada (que quiere divertirse) y bajo las miradas nerviosas de la familia (que no deja de estremecerse), debe ser contradictoria. No hay que olvidar que todo ello sucede mientras la vida del artista pende de un capote y de un sutil movimiento. ¿La pasión del momento conseguirá desterrar cualquier vestigio de miedo o peligro?

David González, novillero madrileño de 23 años (8 de septiembre de 1992), no ha tenido problema en abrirme la puerta de su casa para hablar directa y honestamente sobre su pasión. Este aspirante a torero que ya ha probado la arena de Las Ventas en dos ocasiones y que cuenta en sus vitrinas con el prestigioso galardón del Zapato de Plata, hace repaso sobre su corta trayectoria, del mismo modo que nos cuenta cómo cambió su vida desde que en 2009 decidiera entrar a formar parte de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, bajo las órdenes de su maestro y apoderado, Juan Antonio Alcoba ‘Macareno’.




P: Vayamos al grano, sabes que esta pregunta va a salir por lo que cuánto antes resolvamos la cuestión, mejor. Sólo te voy a pedir una cosa, intenta responderme cómo nunca antes lo hayas hecho, ¿qué se siente al ponerse delante de un toro?

D.G: Pues algo que yo creo que no se puede explicar… Es como ¡uff! no sé… Cuando te pones delante de un toro depende… Lo que siempre busca un torero es dominar el toro y poder hacer lo que tu sientes con el toro, entonces con algunos no lo sientes pero con otros cuando llegas y sabes que estás dominando y que estás a gusto en una plaza de toros, eso es…

P: ¿No sientes miedo?

D.G: No, miedo sientes antes de ponerte delante, los días de antes piensas, ¿me embestirá?, ¿no me embestirá?, tengo que estar bien… Pero por uno mismo también, por querer estar bien, no por nada. Pero luego cuando sale el toro se te va el miedo y sólo estás pensando en qué puedes hacerle para que embista, para poder dominarle.

P: ¿Por qué surgió ese deseo de ser torero en una época tan convulsa para la profesión?

D.G: Pues de pequeño siempre me ha gustado, tampoco mucho… Pero fue en una fiesta campera con unos amigos que me dijeron –venga, ponte delante de una becerra-, y me puse delante y fue la hostia. Desde entonces ya sólo quería apuntarme a la escuela y torear y torear… Hasta que me apunté.

P: Dicen que si un novillero tiene la oportunidad de hacer faena en Las Ventas, está obligado a tener el mejor día de su vida en la arena para poder llegar a algo en el complicado mundo de los toros. Todo o nada frente a dos morlacos. Tú has acudido ya dos domingos por la mañana a este lugar emblemático, que además, es de tu ciudad. La primera vez fue fantástica, con una ‘segunda posición’ en el Certámen de novilleros de Las Ventas (2012) que todos sabemos que mereció ser la primera. La segunda fue más mediocre, con un grave problema a la hora de matar. Tu carrera sigue igual. Sigue estancada. ¿Cómo ves tu futuro?, ¿cuál es tu perspectiva global?, ¿crees realmente que tienes opciones de mejorar?

D.G: Yo creo que sí, si no, no seguiría en esto… Creo que tengo muchas cosas que puedo mejorar y que creo que gustaría a la gente en mi forma de torear, y nada, la verdad es que están las cosas complicadas pero si uno se prepara y sigue entrenando día a día, preparándose en el campo… Pues puede que de repente te toque el toro en Madrid o tu estar preparado y poder solucionarlo. Sigo aspirando a lo máximo.

P: ¿Cuál ha sido tu mejor momento?, ¿y el peor?

D.G: El mejor en Madrid, en el Certámen de Las Ventas (2012) y en el Zapato de Plata.

Y el peor Madrid también…

P: ¿La segunda vez que fuiste a Las Ventas?

D.G: Sí… (visible emoción en sus ojos), ese día salió todo mal, las sensaciones no fueron buenas antes de matar y cuando llegó el momento… No salió bien, debe servirme para aprender y ojalá puede volver a salir a Las Ventas.

P: Eres considerado como un torero (novillero) clásico. Por las formas y el gusto al torear. Para los que no tenemos ni idea de toros como yo, el gusto sería algo así como el concepto o intentar hacer el toreo clásico: intentar hacerlo como lo han hecho los grandes. Procurando hacer el toreo que sientes. Sin copiar a nadie. ¿Estás conforme con esta etiqueta?

D.G: Sí, yo creo que eso quizá no es lo que buscan todos los toreros, pero todos los grandes han toreado el toreo clásico y lo que uno lleva dentro, el toreo serio, la colocación… Yo es lo que siento, el toreo clásico.

P: Las referencias son importantes. Para casi todo en esta vida es conveniente tener una. Imagino que en tu ámbito es aún más importante, sé que Morante de la Puebla es tu espejo pero quiero que vayas más allá. ¿Qué tres toreros de toda la historia idolatras y qué tres toreros aborreces? Mójate.

D.G: (risas) De los actuales José Tomás y Morante, pero si es de toda la historia, Manolete y Pepín Martín Vázquez, que era un toreo que toreaba muy bien.

P: ¿Y los tres que no?

D.G: Me gustan todos porque cuando ya sabes lo difícil que es, a cualquiera le das mérito.

P: ¿Quién es el mejor torero de la historia?

D.G: Yo creo que José Tomás.

P: Vamos con dos máximas de la tauromaquia: ‘Llegar a ser figura del toreo es casi un milagro. Pero al que llega, podrá el toro quitarle la vida; la gloria, jamás.’ y ‘El toreo trasciende más allá de las fronteras del propio cuerpo, del propio espíritu y de la propia mente humana, es concepto básico que debe de aprender quien quiera ser torero’. Estas frases ya históricas de la tauromaquia, fueron acuñadas por Manuel Martínez Molinero, fundador de tu escuela, la escuela taurina de Madrid y ‘padre’ taurino de muchos toreros madrileños como fueron, entre otros, ‘Yiyo’, Lucio Sandín, ‘Joselito’, José Luis Bote, ‘El Fundi’, Cristina Sánchez, Luis Miguel Encabo, ‘El Juli’ o Miguel Abellán. Si analizamos el significado de estas expresiones, podemos afirmar que el toreo, para vosotros, va más allá del bien y del mal. Vida y muerte tienen el mismo sentido siempre y cuando se alcance la gloria, ¿Crees realmente que merece la pena llegar hasta ese límite?

D.G: Hombre, morir nadie quiere pero… No sé, cuando los toreros nos ponemos delante del toro hay veces, por ejemplo en Madrid, que prefieres que te pegue una cornada a estar mal.

P: ¿Enserio?, es fuerte esa afirmación…

D.G: Sí, lo que uno busca es torear bien y estar a gusto y poder coger un toro como uno quiere… Nadie desea una cornada, pero hay veces que los toros te ponen a prueba, porque hay toros que son nobles, con condiciones y que pueden romper pero hay otros que si tú no te pones en ese sitio o haces ese esfuerzo pues… No van a embestir. Y cómo no estés preparado y no te coloques ahí pues no embisten, entonces prefieres a veces ponerte ahí y jugártela más.

P: ¿Jugártela como José Tomás?

D.G: Eso es extraordinario, incomparable.

P: ‘Costillares’, ‘Lagartijo’, ‘Litri’, ‘Paquirri’, ‘Varelito’ o ‘Sevillita’ son algunos de los apodos taurinos que conocemos. La mayoría tiene uno. ¿No crees que David González necesita un apelativo?

D.G: No tengo ningún apodo y creo que el torero la etiqueta se la pone toreando, no hace falta apodo.

P: Cambiando de tercio, una vez escuché que todos los toreros cumplen con tres características comunes: Son fachas, se van de putas y ponen los cuernos a sus mujeres. ¿Estás de acuerdo?

D.G: No, eso es mentira. Antiguamente a lo mejor si eran más dados a ser más golfos, a beber… Es otra vida, una vida en la que se vive todo muy al límite, o lo disfrutas todo más o no sé… Yo creo que actualmente no, puede haber casos claro… Pero yo creo que no. Cada vez las figuras arrean más y son casi atletas, se entrenan a destajo.

P: PODEMOS, ¿Qué opinión te merece?

D.G: Bueeeno (muchas risas).

P: ¿Es un fenómeno de la actualidad?, ¿ no?

D.G: (más risas) Claro que es un fenómeno… Si un fenómeno seguro que es (risas). Yo no estoy a favor de lo que él opina, ya no por los toros sino por todo en general, su argumento. No estoy a favor.

P: ¿Le cortarías la coleta a Pablo Iglesias?

D.G: Claro (risas), claro que se la cortaría, por no decir otra cosa.

P: Estudiaste en un colegio católico de las Dominicas de la Anunciata, ¿Crees en Dios como la mayoría de tus compañeros de profesión?

D.G: Si.

P: Muchos grandes toreros se han visto relacionados con la prensa del corazón. Mujeres, fama, dinero… ¿Piensas en que puedes caer en ese mundo y todo lo que le rodea? ¿Estás preparado?

D.G: Yo creo que sí, lo que uno busca es el toro, luego la fama viene sola y yo creo que en el toreo tampoco se busca nada más allá. La vida del torero es el campo, estar entrenando y no tienen tiempo para distraerse con salsa rosa e historias. La fama puede venir pero no es el objetivo.

P: Si hablamos de toros y prensa rosa, en este país, automáticamente, se llega a un mismo punto. Belén Esteban. ¿Representa ella algo de este país?

D.G: Que Belén Esteban haya llegado hasta donde ha llegado me parece vergonzoso, igual que otras muchas cosas de este país.

P: ¿Las asociaciones de anti-taurinos suponen un verdadero problema para el desarrollo de vuestra profesión a día de hoy?

D.G: Creo que hace más daño la política, como en Cataluña con el cierre de la Monumental, aunque claro que influyen.

P: ¿Eres un asesino de toros?

D.G: No.

P: ¿No?, pero al fin y al cabo, objetivamente, tú matas al toro con una espada… ¿Qué razón darías para decir que no eres un asesino de toros?

D.G: Sí le matas, a mí me encanta ver a un toro en el campo y matarle es parte de la fiesta, pero bueno, todos los animales mueren. Encima tú al toro le das la oportunidad de lucirse, al toro se le cuida para que esté impecable y bien a la hora de salir a una plaza de toros y esa oportunidad a ningún animal se la dan. Tú te pones a pensar en un cerdo, un pollo o una vaca y todo va a la productividad. Las vacas están entabladas para sacarles más leche.

P: ¿Se muere el toreo?

D.G: Sí, la gente cada vez va menos a los toros. No se le da la publicidad necesaria y a la gente joven no se le enseña, no se televisan casi corridas de toros. Igual que el tenis o el fútbol se televisan mucho, los toros están apartados y creo que se está perdiendo ese arte.

P: Pues ha sido un placer David. Te agradezco tu claridad, tu honestidad y tu sinceridad a la hora de responder. El consejo que te doy es que si quieres de verdad llegar a donde llegaron los más grandes, nunca dejes de creer que puedes y nunca dejes de intentarlo. Al fin y al cabo, tu gran ídolo Morante de la Puebla, tardó dos años y medio en tomar la alternativa desde que debutó en Las Ventas como novillero. Estás a tiempo.

D.G: Muy bien, lo he pasado muy bien, gracias.