jueves, 19 de diciembre de 2013

RAFA NADAL, EL EJEMPLO.

                    WELCOME BACK 'ANIMAL'



Se antoja algo complicada la labor de seleccionar a un solo deportista protagonista en este 2013, lo más lógico sería orquestar una combinación de los mejores momentos del deporte a lo largo del año y mimetizar los múltiples logros de todos y todas las atletas, pero sin ánimo de vilipendiar la labor de nadie, hay alguien que ha destacado por encima de todos, alguien que ha vuelto a recuperar el NÚMERO 1 tras un año sin competir, alguien que dejó de ser el mejor tenista para pasar a ser el mejor ejemplo. Hablo de Rafael Nadal, actualmente líder del ranking ATP tres años después.


Nadal es una de esas personas con unas cualidades innatas para triunfar y para despuntar. Se caracteriza por no conformarse con la mediocridad ni con la notoriedad. Él quiere la excelencia, sueña con ella. Es un enamorado de la raqueta y del éxito, con un afán de superación casi obsesivo y que para colmo, dentro de su imagen mayestática, es un tipo que inspira simpatía a todos sin la necesidad de manifestarla, porque él no sólo es natural y sencillo, sino que con el paso de los años se ha convertido en uno de los mejores tenistas que se ha visto, en un icono del deporte y una referencia para todos en muchos sentidos.

Tras estar apartado casi un año de las pistas por una interminable y molesta lesión, este chico vió como se le escapaba de entre los dedos la posibilidad de ser el abanderado de España en los JJOO de Londres 2012, al mismo tiempo que observaba como iba perdiendo puestos en el ranking ATP hasta caer a la quinta posición.

En su regreso al tenis, mientras que algunos ya le borraban del mapa y la máquina balcánica Novak Djokovic se frotaba las manos para seguir siendo su bestia negra, él hizo gala de su inquebrantable mentalidad ganadora, confió en la máxima de que la paciencia es la táctica y finalmente demostró que su fracaso en 2012 había sido la esencia de su éxito en 2013. Volvió más fuerte que nunca y realizó la mejor temporada de su vida, ganando a Djokovic, liderando el ranking ATP de nuevo, conquistando su octavo Roland Garros y su segundo US Open y lo más importante, haciéndonos soñar de nuevo.

Este chico humilde nacido en Manacor (Mallorca) es el ejemplo, y gracias a él, hoy en día los niños en el colegio no sólo quieren ser futbolistas o astronautas, ellos también quieren ser tenistas, tenistas como su ídolo.
Gracias Rafa y Bon Nadal.





miércoles, 16 de octubre de 2013

CUANDO EL CICLISMO ERA CICLISMO.

                EL ESPLENDOR DEL PASADO.


Hubo un tiempo en el que el ciclismo era arte, un tiempo en el que era un deporte de masas, mayestático, que estremecía a sus espectadores con los bucólicos paisajes de montaña del mismo modo que transportaba una electrizante pasión a la gente con los amagos, ataques o escapadas de los corredores. También se sufría con sus caídas y con los escalofriantes descensos a velocidad de vértigo. Se descansaba con el avituallamiento en plena etapa, pero había que estar alerta porque esos ciclistas vistos como héroes, mientras reponían fuerzas durante unos kilómetros, debían estar preparados para responder a cualquier ataque, evitar una escapada o disputar un sprint final.

Todo ésto se veía desde el sofá de casa, generalmente después de comer, se observaba con admiración y respeto el esfuerzo de esas personas que haciendo equilibrio sobre dos ruedas, eran capaces de hacer 150 o 200 kilómetros en un día. Pero aun más importante es que no había una sombra muy alargada que hoy en día cubre todo este deporte, hablo de la sombra del dopaje y de la trampa, esa que ha golpeado muy duro al ciclismo hasta dejarlo al borde del K.O. Pero como decía, hubo un tiempo en el que no era oscuro, en el que míticos patrocinadores como 'Kas', 'Bic','Banesto' o 'Rabobank' no tenían miedo de financiar a sus equipos, en el que gente como el pionero Federico Bahamontes (primer ganador español del Tour), el francés Jacques Anquetil, el 'caníbal' Eddy Merclx, el galo Bernard Hinault o el español Miguel Induraín 'El Extraterrestre' levantaban a la gente del sofá, convirtiéndose no sólo en los reyes de la montaña y del crono, sino también en los dominadores del mundo ciclista.
Especial referencia en cuanto a coraje y valentía hago a Luis Ocaña, ese español que residía en Francia en época franquista, capaz de vivir al límite, o mejor dicho, buscarlo porque a día de hoy nadie sabe si lo tenía...


Michael Jordan dijo una vez que 'quien juega al límite es porque cree que lo tiene' bien, pues Ocaña, según cuentan, disputaba las etapas sin conocer el peligro subido en esa pesada bici, se llegó a caer hasta 5 veces en un Tour por su excesiva velocidad, tuvo varios accidentes de coche y de hecho, tras el ciclismo se dedicó un tiempo a correr rallies, pero voy a hacer referencia a un año en concreto, 1973. Ese año el conquense se convirtió en el segundo español de la historia que ganaba el Tour de Francia dando un auténtico recital. Y es que tan sólo dos meses después obtuvo la medalla de plata en el Campeonato del Mundo disputado en Barcelona, superando al por entonces cuatro veces ganador del Tour Eddy Merclx, al cual apretaría las tuercas en más de una ocasión en su carrera.
Creo que la de Luis Ocaña es una historia que la gente debía conocer y que merece ser recordada. No nos olvidemos que en una época en la que España era presa de una dictadura, este hombre distraía por unos momentos y emocionaba a los seguidores del ciclismo, puesto que ganó también una Vuelta a España y en 1971 perdió el Tour cuando lo tenía prácticamente ganado (aventajaba en más de 7 minutos al caníbal Merclx) tras un brutal caída en Col de Menté. Tristemente, Ocaña se suicidó en 1994 tras sufrir una fuerte depresión.


Tras él, vendrían otras leyendas como Perico Delgado o Miguel Indurain, pero desde el año 1999 Lance Armstrong se encargó de engañar a todos los seguidores, también a los que creímos en él hasta el último momento, pintando de color negro el deporte de la bicicleta gracias al dopaje, lo que sumado a la fatídica 'Operación Puerto' en la que muchos ciclistas fueron descubiertos como tramposos, ha provocado una ola de decepción y apesadumbramiento entre los seguidores de este maravilloso deporte.
Hoy en día, equipos míticos como el Euskaltel Euskadi desaparecen, los ganadores del Tour y la vuelta, Chris Froome y Chris Horner, respectivamente, son acusados sin pruebas de dopaje por la masa popular nada más cruzar la meta y en España, recientemente el Movistar se ha proclamado mejor equipo del mundo y Joaquim 'Purito' Rodríguez se ha adjudicado el World Tour pero ya apenas se celebra y se difunde.


Desde aquí quiero hacer una última mención especial, un hombre, Alberto Contador, él era la clave de la recuperación, él era el pasaporte del ciclismo a la credibilidad, la llave de la ilusión y la esperanza, él levantaba no hace mucho a la gente del sofá muchos años después porque todos vimos que era diferente, pero una desgraciada sanción por dopaje, quizá injusta, ha debilitado al pinteño. En su mano está volver por sus fueros y disparar a las pantallas planas de cada casa cruzando la meta de los Campos Eliseos con el Maillot Amarillo el próximo año en París. La venganza se sirve en plato frío y nunca es tarde para redimirse y volver al número 1.



jueves, 13 de junio de 2013

USAIN BOLT, el auténtico hijo del viento.

         DEL RELÁMPAGO 'BOLT' AL USAIN 'GOLD'

-'En alguna parte, sobre una nube en el cielo, Jesse Owens, cuatro veces campeón olímpico en 1936, aplaudió y dijo -gran carrera, Usain-' (periódico Berliner Kurier tras el Campeonato Mundial de atletismo de 2009)

-'Puede llevar el cuerpo humano a otro nivel' (Tyson Gay)

-'Jamás vi algo así en mi vida' (Aldo Boldon)

-'A Bolt le ha enviado Dios al atletismo' (Tommie Smith)

La historia del deporte, en concreto la del atletismo, tiene señalada un fecha y un lugar. Ese lugar es el pequeño y humilde pueblo de Sherwood Content, perteneciente a Trelawny Parroquia, zona pobre de Jamaica en la cual el 21 de agosto de 1986 nacía Usain St. Leo Bolt, un niño que a pesar de sus problemas en las piernas (su pierna derecha más corta que la izquierda), demostraría en el futuro que aquello no iba a suponer ningún hándicap en su vida.



Desde muy pequeño, demostró un talento atlético peculiar, destacando en deportes como el fútbol o el cricket y sentía una auténtica obsesión por el mundo deportivo como posteriormente revelaría en su autobiografía, 'Cuando era joven, no pensaba en otra cosa que no fuera el deporte'.
Fue su entrenador de cricket quien le animó a participar en competiciones de atletismo puesto que se percató de sus grandes dotes velocistas...

De la mano de Pablo McNeil (ex atleta olímpico en pruebas de velocidad) y Dwayne Barrett, el jovencísimo Usain empezó a ser entrenado y motivado para desarrollar sus aptitudes atléticas, aunque en ocasiones ésto se frustrara por su falta de dedicación y su actitud desenfadada, siempre propensa a las bromas y al humor, quizá por saberse desde muy pequeño superior al resto.

De esta forma Bolt ganó su primera medalla en el campeonato escolar, en la categoría de 200 metros, con un tiempo de 22.04, obteniendo ese mismo año (2001) su primera medalla en el campeonato nacional. Plata en 400 metros con 48.28.
Empezaba a propagarse el rumor de que el potencial de este joven era extraordinario y no obstante, ésto le empujó a participar en el Campeonato Mundial Juvenil de 2001, celebrado en Debrecen, Hungría.
Una vez allí, su actitud infantil al esconderse en la parte de atrás de una furgoneta, provocó su arresto por parte de la policía y los posteriores abucheos del público, a lo que el joven respondió con sendos records en la competición, en 200 y 400 metros, nada más y nada menos que 20.61 y 47.12 respectivamente.

Al año siguiente, esta vez en la capital de su país, en Kingston, se celebraba el Campeonato Mundial Junior de atletismo, lo que supuso una motivación extra para el jamaicano como demostró sobre la pista.
A sus 15 años y con sus 1.94 metros de estatura, el joven velocista se agenció la medalla de oro en los 200 metros pese a su nerviosismo, puesto que la ansiedad por demostrar el potencial que su público esperaba de él, le hizo calzarse las zapatillas al revés...
Más medallas en otras disciplinas como los relevos 4x100 y 4x400 y en sucesivos campeonatos hicieron que la prensa ya le denominara el sucesor de Michael Johnson (considerado hasta ese momento el mejor atleta de la historia con 5 medallas olímpicas de oro y 8 en mundiales en las categorías de 200 y 400 metros) debido a que Bolt, a los 16 años había superado los tiempos de Johnson a los 20...

El joven crecía en popularidad en su país, incluso había quien decía que era 'el mejor velocista que la isla había engendrado jamás', lo que sumado a su gran ego le hizo perderse en las múltiples atracciones de la ciudad de Kingston, despreocuparse de su carrera, aprovechar al máximo la zona de discotecas y la noche jamaicana, jugar al baloncesto y alimentarse de comida rápida.

Es así como llegó en 2003 al Mundial de París, confiado en ganar en los 200 metros tras haber sido campeón en la categorías junior y juvenil, pero una lesión le apartó del campeonato y por lo tanto de su salto a la competición profesional, además su federación le apartó tachándole de 'joven e inexperto' lo que dañó seriamente la moral de Bolt y le hizo más fuerte, le hizo entrenar al máximo y le hizo querer (ahora sí) ser un campeón de verdad.

Sus inicios en la actividad profesional fueron muy duros, quizá los peores en la vida de nuestro protagonista, entre 2004 y 2007 Usain Bolt sufrió múltiples lesiones debido al duro entrenamiento y a su problema en las piernas, lo que le obligo a retirarse de varias competiciones o correr mermado en otras muchas como en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, cuando fue eliminado en la primera ronda clasificatoria.
Siempre que se analiza a los grandes deportistas de la historia, a los números 1, se presta atención a los malos momentos de los mismos, aquellos en los que se curtieron y supusieron un punto de inflexión en su vida para volver más fuertes y ser campeones. Quizá el punto de inflexión de Bolt fueron estas lesiones y sobre todo, decidir en 2005 quedarse a entrenar en su Jamaica natal, rechazando becas prestigiosas de EEUU y prefiriendo ante todo, su gimnasio anticuado y su pista desgastada de Kingston.

Glen Mills, su entrenador, se preocupó hasta la extenuación por su pupilo, de forma que consiguió cambiarle de actitud con respecto al atletismo, haciéndole ver que quizá algún día sería el hombre más rápido de la historia. Así de difícil y así de sencillo.

Entre 2005 y 2006 nuestro protagonista alcanzó el top-5 del ranking mundial, justo en una época en la que asistíamos a algo sin precedentes. Dos corredores, el jamaicano Asafa Powell y el norteamericano Tyson Gay eran capaces de correr los 100 metros lisos en 9 segundos y 77 centésimas, lo que suponía el récord mundial y algo sobrehumano, que nadie creía posible superar. Usain Bolt no corría los 100 metros, por lo que nadie le tenía en cuenta al lado de estos 2 monstruos...

Fue en ese momento cuando nuestro protagonista se dió cuenta de que podía vencerles, contra todo pronóstico, es más, quería ridiculizar ese récord de 9.77...
La primera vez que se enfrentó cara a cara con Tyson Gay fue en los mundiales de Osaka de 2007, todavía en la disciplina de 200 metros, siendo duramente derrotado por el estadounidense, a pesar de obtener la plata. Derrota que enseñó a Bolt la difícil tarea que tenía por delante en competiciones posteriores...

2008, ese es el año, podríamos decir que en ese año Dios se disfrazó de velocista, también nos podemos aventurar y decir que es en ese año cuando se descubre el límite de un ser humano en carrera, o simplemente con decir dos palabras vale 'RELÁMPAGO BOLT'. 
A principios de la temporada nadie hablaba de Usain Bolt en los 100 metros lisos, la competición se centraba en Powell y Gay, hasta que el 3 de mayo, en Kingston, nuestro protagonista dejaba el crono en 9.76 sorprendiendo a propios y a extraños, para 28 días después bajarlo a 9.72 en Nueva York y establecer el nuevo récord mundial en los 100 metros. Bolt respondió a las críticas que le tildaban de indolente y dió un puñetazo encima de la mesa en vísperas de los Juegos Olímpicos de Pekín.

Evidentemente, la esencia de los grandes campeones es querer siempre más y más, y prueba de ello en Pekín, ante la atenta mirada de todo el mundo, Usain Bolt desafió a las leyes de la física y dejó a la población mundial ojiplática tras completar los 100 metros en unos estratosféricos 9 segundos y 69 centésimas, colgándose el oro y descubriéndose como el hombre más rápido de la historia...




A partir de ese momento, se puede decir que Usain Bolt incendió el mundo del deporte irrumpiendo de una manera estelar en el trono de los dioses.

Descargando toda la rabia y todo el talento en menos de 10 segundos...

Inclinando por primera vez sus brazos hacia el cielo del estupefacto Nido de Pekín

Y por supuesto, dejando patente su chulería y su humor, entrando literalmente dando un paseo a la meta...




Los había ganado a todos, pero aun quería más, y prueba de ello fue una nueva medalla de oro, esta vez en los 200 metros, estableciendo OTRO récord mundial e histórico, parando el crono en 19.30 superando el récord de Michael Johnson e igualando a Carl Lewis como único atleta que obtuvo el oro en los 100 y los 200 en los mismos juegos...

Para más espectáculo, el nuevo hijo del viento se alzó TAMBIÉN con el oro en los relevos 4x100...

Había nacido una estrella, un genio y un campeón, ahora sí.

A partir de esos Juegos, y ya con el cartel de 'hombre más rápido del mundo', nuestro protagonista comenzó a gozar de la popularidad de los grandes deportistas y recibió el galardón de 'Atleta del año' por la IAAF.



Empezaba una nueva era, el atletismo se rejuvenecía y se alejaba de las tramas de dopaje, por lo menos en los 100 y 200 metros, y este hombre lo veía todo desde arriba, con la dificultad, exigencia y responsabilidad que ello conlleva.
En 2009 llegó el turno del Campeonato Mundial, la mayor cita del atletismo que se celebra de manera bianual y que en ese año, albergó la ciudad de Berlín.
Otra vez los mismos fueras de serie, Powell, Gay y Bolt, pero en esta ocasión la pregunta era si realmente era físicamente posible bajar del 9.69 de Pekín...
Llegó el momento y éste fue el resultado en el repleto estadio alemán.




¡9.58! ¡9.58! ¡9.58! la gente no daba crédito, gritaba sin contemplación, no era normal, no era real hacer 100 metros en 9 segundos y 58 centésimas, estudios físicos en universidades estadounidenses no lo creían posible hasta ese momento, yo sólo puedo afirmar que esa carrera en directo ha sido una de las cosas más increíbles y espectaculares que he visto en el deporte en toda mi vida.



Alguien dijo una vez que los grandes genios siempre golpean, como mínimo dos veces, y este extraterrestre no iba a ser menos, por lo que en la carrera de 200 metros rebajó su propio récord mundial en 11 centésimas, parando el crono en 19.19, sin comentarios...

Jamaica se paseó en los relevos 4x100 de nuevo y destaco la frase que pronunció Shawn Crawford (tercero en la prueba de 100 metros) al finalizar el torneo: 'Cuando salí a correr me sentía como si estuviera en un juego de vídeo... Él se movía realmente rápido'.

Nuestro protagonista, el último día del campeonato, protagonizó una pequeña ceremonia junto con el alcalde de Berlín, cerca de un fragmento del Muro de Berlín, en el que el atleta representaba 'cómo se pueden derribar las barreras que son consideradas insuperables'.

A partir de ese momento, comenzaron los altibajos para el crack jamaicano fruto de las lesiones, con algunas victorias en la Liga de Diamante (antes Golden League) pero sin superar ningún récord y sin marcas llamativas.
Llegó el Mundial de 2011, en Daegu, otra vez con Bolt como indiscutible favorito, pero en contra de las veces anteriores, ahora le había surgido un verdadero competidor, que además de ser compatriota era verdaderamente rápido, hablamos de Yohan Blake, capaz de correr los 100 en 9.69...

No se sabe si el nerviosismo por no ceder ante el nuevo aspirante o la presión de ser el número 1 hicieron que Bolt, en aquellos mundiales, fuese descalificado en la final de los 100 metros lisos, tras hacer una salida en falso, antes del pisloletazo y provocando que Blake se proclamase nuevo campeón del mundo.
En contraposición, en la carrera de los 200, Usain Bolt si se proclamó campeón, aunque comenzaban a crearse dudas sobre su forma física de cara a los Juegos Olímpicos de Londres 2012...

Fue hace poco, en concreto el verano pasado, otra vez como en Pekín, era el momento para él, y lo sabía. Quería demostrar quién era y porqué había llegado adonde había llegado, Bolt quería reivindicarse y qué mejor manera para ello que exhibirse en unos Juegos Olímpicos, su competición preferida, y hacerlo en Londres.

Tras el desastre del anterior mundial, se llegaba a la prueba de los 100 metros con el cartel de 'Mejor carrera de todos los tiempos' puesto que en ella se involucraba a los cinco velocistas que hasta ese momento ostentaban las mejores marcas de la prueba. Justin Gatlin, Asafa Powell, Tyson Gay, Yohan Blake y el propio Usain Bolt.

Tras un mal arranque en la prueba por parte de Bolt, sucedió ésto...




Lo volvió a hacer, otra vez.

Si alguien le había subestimado, me imagino que tendría ganas de meterse bajo tierra tras esa carrera en la que el jamaicano paró el crono en 9.63 (segunda marca histórica). 
A día de hoy, en una época en la que las redes sociales son las protagonistas las 24 horas del día, creó que la palabra 'Bolt' fue lo más tuiteado de la historia tras esos 9 segundos y 63 centésimas de carrera. Increíble pero cierto, increíble que lo mejor de unos Juegos Olímpicos que sólo se disputan cada 4 años dure menos de 10 segundos...

Volvió a batir a sus rivales en los 200 y en el 4x100 y de alguna manera recuperó esa sonrisa tan característica, y se unió al grupo de grandes deportistas de la historia como Michael Jordan, Muhammad Ali, Rafa Nadal o Valentino Rossi, los cuales algún día pronunciaron eso de 'I'M BACK'.




Le hemos visto rodando más de un anuncio, jugando un partido en un All Star Game de la NBA y haciendo un mate, pisando el terreno de juego de Old Trafford ya que simpatiza con el Manchester United, también dando consejos a Cristiano Ronaldo sobre cómo debe correr, incluso en multitud de portadas de la prestigiosa revista 'Sports Illustrated'. Realmente nadie sabe dónde está el límite de este deportista, si es que lo tiene, lo que está claro es que es el hombre más rápido de la historia, y cuenta con la suerte de poder ser grabado en HD y ser visto y reproducido en 3D, lujos de los que no dispusieron otros como Ali o Jordan y que con este tipo se deben aprovechar, porque lo que es indiscutible es que Usain Bolt es historia y leyenda viva.







RECOMENDACIONES:







domingo, 26 de mayo de 2013

LA EXCELENCIA DEL RUGBY.

                     UN DEPORTE NÚMERO 1.


El rugby, ese deporte apenas conocido en España pero tremendamente respetado y admirado en países como Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia, Argentina, Irlanda, Escocia o Sudáfrica, es sin duda uno de los deportes de equipo más duros además de uno de los más atractivos e incomprendidos.
A priori, la afirmación popular de aquellos que lo ignoran es que consiste en 'cruzar el campo dándose golpes', en contraposición, aquellos que son aficionados al rugby, son conscientes de que es la máxima expresión del 'deporte colectivo', saben que es algo único e incomparable que es capaz de movilizar países enteros de los cinco continentes (si como el fútbol) pero que se diferencia del resto de deportes en que las trampas no existen, los jugadores son leales y rara vez se discute una decisión arbitral, el respeto al rival queda patente en el 'cerveceo' posterior al partido entre los equipos, parte de afición y los árbitros en lo que se denomina 'El Tercer Tiempo' y por último, se diferencia del resto en que aquí, el equipo está por encima de todo puesto que cada jugador se juega su integridad física por sus compañeros y por la victoria.


Otro de los 'tópicos' es compararlo con el Fútbol Americano, gran error, primero a nivel de difusión, el rugby se juega profesionalmente a nivel mundial y no sólo en tierras estadounidenses, segundo a nivel de reglamento, la principal diferencia es que en el rugby el balón no se puede pasar hacia adelante, lo que conforma la esencia del juego puesto que la ofensiva se arma sabiendo que tiene que haber un compañero detrás y no dando pases de 40 yardas que crucen parte del campo en un abrir y cerrar de ojos y tercero a nivel de jugadores, en el Fútbol Americano los jugadores llevan protecciones en la cabeza y en los hombros mientras que en nuestro deporte protagonista los jugadores saltan al campo sin ninguna protección.

En cuanto a aquellos que también lo comparan con el fútbol, o lo ven como un 'alter ego', hay un antiguo dicho británico que dice algo así como 'El fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros' y que define perfectamente la diferencia entre ambos deportes.


En definitiva, el rugby se desarrolla sobre un terreno de juego en el que cada equipo cuenta con 15 jugadores, los cuales con una conducta disciplinada (tanto individual como colectivamente), deben tratar, de acuerdo a las normas y el espíritu deportivo, portar, pasar o patear la pelota, para finalmente apoyarla sobre el suelo contrario ('ensayo'), tras los palos que indican el último resquicio de la defensa a atacar, marcando el máximo número de puntos posibles en 2 tiempos de 40 minutos cada uno, siempre y cuando no haya prórroga.
Se utilizan tanto los pies como las manos ya que otra manera de sumar puntos es patear el balón entre ambos palos, bien como 'drop' (a bote pronto), como conversión (tras anotar un ensayo) o ejecutando un golpe de castigo, pero más allá de los términos técnicos como 'melé', 'touch', 'rucks' o 'kicks de reinicio' me quiero centrar en cómo descubrí este maravilloso deporte y en una historia de leyenda que cambió el rumbo de un país y de un continente como es el africano de la mano de Nelson Mandela. Siempre desde mi humilde e ignorante opinión.

Fue hace casi 6 años, cuando leí un pequeño artículo en el As, en el que se anunciaba la celebración del Mundial de Rugby en Francia, el cual describían como uno de los acontecimientos más importantes y más mediáticos del mundo a nivel deportivo.


De esta manera, tras decorar la Torre Eiffel con un balón de rugby, el 7 de Septiembre de 2007 daba comienzo la ansiada competición (se disputa cada 4 años) en el espectacular Stade de France y quedaban por delante 44 días de competición.

Sin conocer apenas este deporte y guiado por los maravillosos comentaristas de Canal + (Michael Robinson incluido), observé la superioridad de países como Nueva Zelanda (gracias a sus 'all blacks' con su haka incluida), Australia, Sudáfrica o Inglaterra, pero también quedó más que patente la tremenda emoción con la que vivían los partidos los combativos argentinos arropados por su afición, o cómo un país pobre y apenas conocido como Fiyi se lograba meter en los cuartos de final de la competición. 
El tema de las aficiones era tremendo, jamás vi nada parecido, demostraban la pasión controlada con la que se debe vivir el deporte, siempre desde el respeto al rival. 
La final la disputó Inglaterra y Sudáfrica, y fue en ese momento, cuando analizaban la final horas antes, cuando descubrí dos historias cuanto menos sorprendentes.


La primera tiene que ver con Inglaterra y su mejor jugador, Jonny Wilkinson. No habían dejado de hablar maravillas de él durante todo el campeonato, y razón no les faltaba puesto que estábamos antes el mejor jugador de la historia de este deporte. Una verdadera institución además de una leyenda viviente. Y es que, este jugador que ocupaba la posición de 'apertura', pese a haber sufrido lesiones en prácticamente todas las partes de su cuerpo (rodilla, ligamentos, brazo, hombro, riñón...) era el máximo anotador de las historia del 'Seis Naciones' (máxima competición a nivel de selecciones tras el mundial), también era el que más puntos había conseguido en la Copa del Mundo, uno de los pocos en superar los 1000 puntos con su selección, y posteriormente se convertiría en el jugador que más puntos había anotado en la historia del rugby, pues eso, una leyenda. 


Pero no se quedaba ahí, en el año 2003, en el último Mundial disputado, hizo campeón a su país al convertir un 'drop' en el último segundo de la prórroga ante Australia.





Al margen de la increíble historia de Wilkinson, en el otro lado, no menos espectacular era lo que se hablaba de Sudáfrica...


Fue en el año 1995, entonces Sudáfrica era un país que acababa de abolir el sistema segregacionista del Apartheid, Nelson Mandela, tras ser liberado de prisión en 1990, había llegado a la presidencia del país y se había propuesto la difícil tarea de reconciliar a su pueblo, por un lado la mayoría negra (oprimida en el Apartheid) y por el otro lado a la minoría blanca.
En 1995 se celebraba el Mundial de rugby precisamente en su país, y por aquel entonces 'Los Springboks' que era como se denominaba a la selección sudafricana, estaban compuestos en su mayoría por jugadores blancos, además, la población de color, asociaba el equipo de rugby con el Apartheid (incluso acudían a los partidos a animar al equipo contrario). 
Con lo cual Nelson Mandela, adoptó la comprometida decisión de apoyar al equipo nacional (el cual hasta ese momento no había tenido más que fracasos deportivos) y convenció a las nuevas autoridades del Comité Deportivo Sudafricano, compuesto en su mayoría por dirigentes de raza negra, a que le apoyaran en su decisión.

Entonces fue cuando se produjo el punto de inflexión en la historia de Sudáfrica, y por que no decirlo, en la historia del rugby. El presidente citó en su despacho al capitán de Los Springboks, François Pienaar, y le comunicó la idea de que había que unir a la nación y el papel de la selección en el Mundial de Rugby era fundamental para ello. En ese momento, el acto simboliza que Mandela 'perdonaba' los 30 años que había pasado en prisión puesto que quería unir a su país, y para ello no había que distinguir entre 'negros' y 'blancos'.

En un principio, la población de color no mostraba su apoyo al equipo, el cual no levantaba cabeza justo antes de la competición, pero llegó la Copa del Mundo, e inexplicablemente, a medida que pasaban los partidos, Sudáfrica iba cosechando victorias hasta plantarse en la gloriosa Final, dando una absoluta sorpresa en la competición.

Fue ahí, minutos antes del comienzo del esperado partido, cuando Nelson Mandela bajó al césped vestido con el polo de su capitán, François Pienaar, con su número 6 a la espalda, y deseó suerte al equipo, deseó suerte a todo un país que debía conformar un grito unido.

Enfrente esperaba el rival más duro posible, los todopoderosos 'All Blacks' de Nueva Zelanda, liderados por el grandioso Jonah Lomu, una verdadera bestia.


Cosas del deporte, cosas del destino, Sudáfrica ganó esa final contra todo pronóstico y las calles se llenaron de aficionados en una celebración unánime, sin distinción de raza ni condición social.

Cuando los campeones visitaron la prisión en la que Mandela había pasado 30 años encerrado, Pienaar no dejó de llorar. No se explicaba como su presidente había sido capaz de personar lo que le hizo la raza blanca...

La maravillosa historia fue llevaba al cine por Clint Eastwood, protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. 'Invictus'.

Y tras conocer estos dos relatos dió comienzo la Final de la Copa del Mundo Francia 2007, precisamente, entre Inglaterra y Sudáfrica. ¿El resultado?
Sudáfrica se alzó con el segundo título mundial de su historia, a pesar de Jonny Wilkinson.



Y así es como veo el rugby, un deporte número 1, menospreciado en España pero adorado en casi todo el mundo.
Para finalizar, este vídeo nos lleva al 'Seis Naciones' del 2007, es un Irlanda-Inglaterra que se jugó en Dublín, en el 'Croke Park', estadio en el cual, en 1920, en plena Guerra Civil entre estos 2 países, mientras se disputaba un partido, fuerzas militares inglesas ametrallaron a las gradas del estadio irlandés, matando a 14 personas (entre ellas a un jugador) en lo que es considerado como el primer 'Bloody Sunday' de la historia. 87 años después, ese estadio ya remodelado, contaba con el apoyo de 80000 personas a favor de Irlanda, la cual debía intentar batir a la invencible Inglaterra de Wilkinson. ASÍ FUE COMO SE ESCUCHÓ EL HIMNO...




En el partido no hubo color, contra todo pronóstico, Irlanda se 'comió' a Inglaterra ese día y se cobró la venganza por lo sucedido en 1920. 
La excelencia del rugby.


Recomendaciones:
Haka All Black...




Película 'Invictus':