lunes, 30 de marzo de 2015

ILUSIÓN EN DIFERIDO

Siempre ha fascinado la virtuosidad con la que un piloto de motociclismo maneja el peso y la potencia de su moto, inclinando el cuerpo de lado a lado hasta deslizar el codo por el asfalto, a velocidades superlativas, suspendiendo el tiempo y la gravedad durante mágicos instantes ante el deleíte de propios y extraños.

Países como Italia o España, donde como bien dice el vox pópuli 'se sabe de motos', siempre estuvieron al pie del cañón de la gran competición mundial.
En los últimos 30 o 40 años, la fortísima pasión de la afición inculcada por mitos como Giacomo Agostini o Ángel Nieto, se tradujo en grandes pilotos, perfeccionados con los años por los que aprendieron de ellos y retroalimentaron a las generaciones venideras.


La atención con la que cada espectador encendía el televisor los domingos de Gran Premio, iba in crescendo hasta disfrutar de la categoría reina, el último regalo de la mañana en un día de fiesta.

En concreto en este país, mientras se ascendía vertiginósamente en las aspiraciones de cada categoría, mejorando los registros de cada año, RTVE siempre estuvo ahí para contarlo, con mimo y pasión, dando el tempo perfecto y perfilando el foco que la gente necesitaba.

Pero lamentablemente, de forma intempestiva y tras dominar las tres categorías del Mundial en 2013, los derechos de emisión volaron a Mediaset (de propiedad italina) en lo que supuso el principio del fin de la libertad.

Hoy en día, los fieles seguidores tenemos que observar cómo el Motociclismo, ese presente tan majestuoso con tres tripletes en cuatro años, sigue su periplo maltratado por los oscuros laberintos de Telecinco (con Movistar TV y Dorna Sports de por medio).

El inaugural Gran Premio de Qatar ha supuesto despertar súbitamente del sueño del pasado (por segunda vez) y darse de bruces con la realidad para observar como tras tanto trabajo y tantos sueños, alguien se empeña en arrebatar al gran público la ilusión que genera la Edad de Oro del motociclismo español, ésa que se encuentra en su punto álgido hoy en día (a pesar de lo acontecido en Losail) y en cuya cúspide aparecen tres apellidos memorables: Márquez, Lorenzo y Pedrosa.


Al final, el denominador común para los que gestionan los medios de comunicación es el dinero y la audiencia, y cada vez menos la historia y la calidad, por lo que a estas alturas, los dirigentes de Telecinco no se plantearán si El Debate de Gran Hermano Vip es la programación idónea y apasionante para la sociedad española. Mientras tanto, los que crecimos con las motos en abierto y en directo observamos con resignación el continuo descenso de su emisión a los pozos de una ambición dañina.

En Los Lunes del Imparcial se intenta informar sobre la actualidad de la última semana, pero también transmitir la profunda realidad. Por eso en esta entrega, aunque se podría detallar la victoria del eterno doctor de las dos ruedas, la retirada temporal de Pedrosa, la proclamación como rey del mundo de patinaje del tricampeón de Europa Javier Gutiérrez, la despedida amarga de David Cal, la trayectoria impoluta de Golden State Warriors con Steve Kerr dirigiendo al mago Stephen Curry a la gloria, o la esperanza de que Carlos Sainz jr siga saltándose la ley F1 de coche 80% y piloto 20%, lo más pertinente es recordar que en un futuro próximo ya no podremos disfrutar de Marc Márquez sin pagar, ni de Fernando Alonso o Sebastian Vettel, ni por supuesto, de un Madrid-Barça de liga o Euroliga.
Quizá las motos sean la gota que colma el vaso...


Siempre nos quedará el recuerdo en forma de leyenda, porque el derecho al disfrute de determinados eventos deportivos que creíamos nuestro, ya ha abandonado la gratuidad, ¿qué hemos hecho para merecer esto?


viernes, 27 de marzo de 2015

ENTREVISTA A ANTONIO ESTEVA

LA VOZ DE LA NARRACIÓN DEPORTIVA MODERNA

"Hay muchísima gente a la que nos gusta no sólo el fútbol" (A.E.)


Hoy, el ring de las entrevistas se vuelve a iluminar para presenciar en directo la clase magistral de un profesional sin igual en el mundo del periodismo deportivo.

Con tanta expectación como la generada por Jordan en las finales del 98, tras sentar a Bryon Russell y quedar inmortalizado para la historia, un servidor observa cómo un referente accede al cuadrilátero. Antonio Esteva, la voz de la narración deportiva moderna, acepta el reto y se muestra dispuesto a compartir durante unos mágicos minutos su infinita y variada cultura deportiva (y mucho más), así como su experiencia en la cúspide del periodismo. Su rasgo definitorio es el de un periodista completo, con una sabiduría inmensa sobre diversos ámbitos (por supuesto, el cine entre ellos). La campana empieza a sonar... Disfruten del combate.



-(Nº1) Paremos el tiempo. Hoy, 26 de marzo de 2015 a las 19:55, un periodista desconocido se impacienta por entrevistar a Antonio Esteva, alguien que ha alcanzado el éxito pleno en la profesión, con un prestigio labrado en un mundo profesional cuyo acceso es muy complicado, el periodismo deportivo.

Teniendo en cuenta que has escalado hasta esa cima a la que tan pocos llegan, ¿cuál es la clave del triunfo o del éxito?

-(A.E.) Uff, es que no considero tampoco que estemos triunfando, yo creo que hemos intentado hacer de nuestro hobby, nuestra pasión y nuestra vocación un medio de vida. Realmente me considero muy afortunado, un privilegiado por poder contar relatos deportivos y de otra índole, como periodista y como comunicador a los demás. Siempre intento ponerme en el lugar del espectador y tener esa empatía, con mucho respeto, y sobre todo, ya que eres muy cinéfilo, te diría esa famosa frase de Woody Allen de ‘no sé cuál es la clave del éxito pero sí la del fracaso…’, entonces lo único que te puedo decir es que trabajamos duro, intentamos dar lo máximo en cada partido, en cada oportunidad y en cada directo, con máximo respeto para los compañeros de profesión y también, por supuesto, para el gran público que te elige. Con mucha humildad, tratando de mejorar, y no es ningún tópico, es la realidad de cada día, mirando un poco atrás y viendo qué puntos y qué áreas de mejora hay en el equipo y en el grupo, y en uno como profesional.

-(Nº1) Dicen que los periodistas deportivos, en su infancia, suelen soñar con ser deportistas profesionales, pero finalmente no llegan a ese nivel y por eso eligen contarlo, ¿es el caso?

-(A.E.) Un poco sí, yo creo que a todos nos pasa un poco, pero particularmente también te podría aportar la otra parte. A mí me gusta contar historias, me metí en esto para contar historias protagonizadas por otros. Yo no quiero ser el protagonista de lo que está pasando. Es verdad que te gusta mucho el fútbol, el baloncesto, otros deportes… Y que te hubiese encantando estar ahí defendiendo, oliendo la hierba, pisándola, el parqué… Realmente además he practicado muchos deportes pero también hay una vena de comunicación, de vocación, de pintar lo que está pasando, de traducir las emociones para otros en la que me siento muy cómodo y de la que me siento muy responsabilizado.

Si miras atrás, casi todos los eventos y grandes gestas deportivas tienen una voz al lado. No se trata de ser protagonista, insisto, sino de acompañar el relato para que cale más hondo en el espectador. Todo el mundo recuerda el gol de Maradona por la narración del gran Víctor Hugo Morales, todo el mundo recuerda también los anillos de Jordan, las hazañas de Muhammad Ali. En definitiva te das cuenta que a todo eso también va una banda sonora acompañándolo. Hay mucho cine también en cuestión de historias de deporte, a mí por ejemplo Moneyball me encantó, una película que considero de cabecera junto con Un Domingo Cualquiera o con Hoosiers más que Idolos, y te das cuenta de que todo aquello que te pueda desgranar o hacer palpar el deporte desde dentro, merece la pena. El cine es un gran conductor y los narradores intentamos estar a la altura del evento.

-(Nº1) De hecho en los últimos años con películas como Rush, respecto a la Fórmula 1 o este año Foxcatcher, del director de Moneyball, que trata la lucha libre, se están poniendo las pilas, porque ya Evasión o Victoria suena como muy antiguo pero también está ahí.

-(A.E.) He visto críticas muy duras a Rush y a mí, particularmente, me gustó. De todas formas, estás hablando con una persona que es muy amante del reportaje como género periodístico por excelencia. Considero que el reportaje es periodismo puro. Una serie de entrevistas, de testimonios, de historias que han acontecido.

-(Nº1) ¿Un amplio abanico no?

-(A.E.) Exacto, yo me encuentro muy cómodo dentro del periodismo con aquellos reportajes que son elaborados, es decir, he hecho directos, he presentado informativos, pero hago una especie de comparación, como entre la literatura y el periodismo, entre los reportajes y los informativos. En los programas de reportajes puedes contar la historia de principio a fin, desde diferentes ángulos, y aun así, casi nunca está acabada… La relees, la rehaces, la retocas y sigue teniendo cosas que aportar y que contar en una segunda o tercera parte. Me siento cómodo con esa forma de contar algo en 14, 15 o 20 minutos, da igual la duración. Eso, en un vídeo de 40 segundos o 1 minuto para un informativo, en el día, en el momento, corriendo y en caliente es difícil de conseguir.

-(Nº1) En el sentido de comunicar, cuando tú narras un partido, ¿sientes la presión de estar narrándolo para todo un país?

-(A.E.) No especialmente, es decir, me siento responsabilizado en contar el mejor partido posible, pero me ocurre tanto con un partido de infantiles, como con un partido de cantera, como en un partido de radio cuando estaba en Carrusel Deportivo, o en Antena 3, Atresmedia, La Sexta narrando el Mundial o la final de la Copa de Europa para Real Madrid TV. No tengo la sensación de tener la responsabilidad de que te estén viendo 5, 6 u 8 millones, o los 600.000 de la Liga Adelante. Para mí cada partido es una ocasión única para contar una historia. Incluso te requieren más esfuerzo aquellos eventos que en teoría no tienen un foco tan grande.

-(Nº1) A propósito de esto último, me llamó la atención el torneo de niños (Arona) que hubo hace unos meses porque lo narraste y era increíble, yo estaba viendo la final y diciendo… ¡Joder!, cómo transmite la emoción. Estaba con este gusanillo de nerviosismo como si fuera un partido de primera división. De ahí que seas la referencia.

-(A.E.) A la gente le gustó mucho allí en Arona, disfrutaron mucho. Además hablamos de un torneo con un prestigio nacional e internacional porque es de donde han salido Iniestas y compañía, y había que estar a la altura. El hándicap fue estar narrando durante 16 horas consecutivas, dos días, partido tras partido, pero fue una bendita locura. Lo disfrutamos a tope y cuando llegamos a la final nos daba pena que se acabara el torneo.

Nos decía el entrenador del Valencia, Quino, que a la postre fue el equipo vencedor: ‘Para nosotros que tú, o tu equipo estéis narrando esto cuando te hemos escuchado narrando Champions y demás, y que ahora deis a mi equipo de infantiles’. Imagino que era chocante para la gente en un principio, pero para mí no, insisto.

-(Nº1) Además, al final es como que esta afición de los niños pequeños, con los padres que van y el vínculo que se genera, hace que realmente para ellos ese sea el partido más importante de la semana, incluso más que el de Madrid o Barça, y que alguien pueda contar todo eso, retransmitirlo para toda España, hizo que todos los que lo vimos nos sintiéramos un poco identificados con cuando jugábamos…

-(A.E.) Claro, es como un sueño cumplido que también yo tenía de pequeño. Si alguno de mis referentes como Matías Prats (padre), contara las andanzas o los partidos de mi equipo de barrio o el federado, pues hubiera sido un privilegio. Se disfruta a tope. Además intentábamos concienciar a la gente de que no hay que meterles presión, hay que cuidar el lenguaje con ellos, hay que disfrutar... Es un juego y como tal hay que divertirse.

-(Nº1) La visión desde fuera es que eres un periodista polivalente, no sólo para diferentes medios como la radio, la TV o la prensa escrita, sino también en diferentes deportes como el fútbol, el baloncesto, la F1, etc. Teniendo en cuenta que nos encontramos en la Edad de Oro del deporte español, ¿es tanta la diferencia de audiencia que puede generar el fútbol con respecto a otros deportes como para tener tanto protagonismo en el periodismo deportivo actual?

-(A.E.) Si la pregunta es si está justificado, es difícil saberlo. Sí te puedo garantizar que cuando hay un gran evento en otros deportes más allá del fútbol que tiene representación española, la audiencia responde y responde muy bien. Nos ha tocado vivir el oro en el Mundobasket de la Selección Española o la vuelta de Nadal tras 7 meses y la audiencia ha sido fantástica. Estoy de acuerdo contigo en que deberíamos repartir más. De hecho en nuestro informativo, Jugones, el que hacíamos Óscar Rincón y yo, intentábamos que no todo fuera fútbol, que al margen de él había un montón de historias por contar en otros deportes, no sólo españoles, sino también de fútbol americano, de boxeo, de motor… Hay historias de superación detrás y muchísima gente, entre la que me incluyo, a la que nos gusta no sólo el fútbol. Además, tenemos unos deportistas fantásticos, fíjate Carolina en bádminton, hay un montón de ejemplos más allá de los Juegos Olímpicos o de las grandes citas. Ahora que se retira David Cal nos llevamos las manos a la cabeza porque hay gente que está muy sola, lamentablemente, y ahí deberíamos estar la prensa y el gran público para responder. Me tocó contar un Europeo de fútbol-sala con la Selección Española y lo disfruté como un niño…

-(Nº1) Qué selección más grande…

-(A.E.) Exacto, ¡qué selección!, y las guerreras o los hispanos de balonmano. Tenemos un montón de gente detrás que hace las cosas muy bien y merece nuestra atención. Cualquier oportunidad para ver un deporte y entender sus reglas es fantástica.

-(Nº1) En este contexto, a partir de 2005, con la aparición de canales como La Sexta y Cuatro, se empezó a dar un giro considerable en el tratamiento mediático de la información deportiva. Los deportes comenzaron a tener un espacio bastante diferenciado en los telediarios, y a día de hoy se siguen creando programas de noche que detallan absolutamente todo lo que pasa dentro y fuera de un terreno de juego. ¿Ha caído este privilegio para los amantes del deporte en un sensacionalismo excesivo en televisión?

-(A.E.) Creo que no deberíamos obviar que la televisión también es espectáculo y tiene un componente de venta, de articular un evento de una manera atractiva e impactante para el espectador. Es normal que el formato vaya cambiando y vaya variando porque la competencia es muy dura y cada uno tiene que hacerlo con sus armas. Yo particularmente, soy de la opinión que con contenido, con información y con una puesta en escena ágil, dinámica y con ritmo, ya tienes esa química especial con el gran público.

Pero también es cierto que hay programas que van a una hora muy muy complicada, donde necesitan dar algo más que lo que genera la propia información. Es un poco debate, tertulia, análisis, contraanálisis y que la gente se diferencie y se perfile en un personaje, lo cual no comparto, porque nunca debes ser tú más importante que la información que estás contando.

Cada uno tiene que utilizar sus herramientas, la mía es contar historias deportivas bajo el prisma también del cine, de la literatura, de la épica o de la lírica.

-(Nº1) Mientras la TV se encuentra en una lucha constante por los derechos de los acontecimientos deportivos y el endeudamiento, la realidad es que a día de hoy no se puede ver un Madrid-Barça en abierto ni a Marc Márquez en directo. La radio en cambio sigue ahí, narrándolo todo sin parar, incluso huyendo del amarillismo en el que puede caer la TV. ¿Ha sobrepasado la radio a la TV en este país en cuanto a calidad y contenidos deportivos?

-(A.E.) Habrá de todo. Yo vengo de la radio y la verdad es que sigo colaborando semanalmente en Radio Marca y Onda Cero. Me levanto y me acuesto con la radio y hay programas de mucha calidad, pero también los hay en TV. Hay reportajes, por ejemplo en Canal +, o incluso programas de investigación como lo de Atresmedia, tanto En Tierra Hostil como La Sexta Columna. Existen un montón de referentes periodísticos que puedes captar. No es una cuestión de medios, en cambio con respecto a los derechos, sí. Cada día es más difícil dar un evento en abierto en este país, las subastas son leoninas y haces una inversión brutal, pagando una cantidad de millones en la que arriesgas mucho el devenir del grupo televisivo en esas temporadas, y es una cuestión de que ahora mismo hay unas televisiones privadas que ponen más dinero para que esos derechos no salgan a la luz. La gente se tienen que abonar sí o sí para ver un Madrid-Barça, y se gana dinero…

-(Nº1) Pregunta cantada pero obligada. ¿Alguna anécdota en especial que viviste junto a Andrés Montes?

-(A.E.) (risas) Uff, muchísimas, la verdad es que vivimos en ese Mundial de Alemania una especie de Gran Hermano, metidos en diferentes medios de transporte, en un autocar, en un tren, en un avión o en una furgoneta que nos llevaba por toda Alemania, porque hicimos 25 partidos en 33 días. Recuerdo una de esas veces en las que había un traslado y era la tercera o cuarta vez que íbamos a Colonia y todavía no habíamos tenido tiempo de hacer turismo. Como admirador del gótico, todavía no había visto la catedral y entonces dije: ‘No pasará ni un partido más sin ver la catedral de Colonia’, se giró Andrés y contestó: ‘Ah, pues yo tampoco la visto, podríamos ir el próximo día’, era el penúltimo día del Mundial... Llega un punto en el que no caes en la historia, ni dónde estás, ni cuándo te vas.

Otra de las veces, en otro traslado, Andrés siempre llevaba mucho equipaje, muchas camisas y pajaritas, y teníamos que salir corriendo porque no llegábamos a Berlín desde Stuttgart para hacer el siguiente partido de semifinales entre Italia y Alemania, y tuvimos que entrar para ayudarle a hacer la maleta porque tenía todo desplegado por la habitación, un equipo allí trabajando para colocar su ropa… Andrés era peculiar, como profesional y como persona.

-(Nº1) ¿Cuál es la entrevista más especial que has tenido?

-(A.E.) (tras un tiempo para decidir) Hay varias, recuerdo una con Zidane en Glasgow tras la final de la Champions, una a Nadal cuando todavía era un chaval que apuntaba alto y se acercó a la Ciudad Deportiva del Real Madrid a ver un entrenamiento, o a Pau Gasol en Singapur, camino del Mundial, casi de forma premonitoria, en esa gira, decía que veía el equipo muy bien y noté en su mirada la ilusión y la certeza de quien sabía que el grupo podía conseguir algo importante en Japón en 2006. Eran los Chicos de Oro de Lisboa, pero yo noté que Pau tenía la mirada de ganador.

-(Nº1) La mirada de Pau cuando se sabe que ya está.

-(A.E.) Exacto, esa mirada seria pero al mismo tiempo templada de decir, bueno, esto hay que conseguirlo, hay que ganarlo y vamos a hacerlo. La mirada de Nadal, de Alonso…

-(Nº1) Cuando tienen el día sabes que no hay rival.

-(A.E.) Tenemos y hemos tenido deportistas que han sido capaces de dominar el mundo.






CORTITA Y AL PIE

-Antoni Daimiel: Experto.

-Josep Pedrerol: Loco del espectáculo.

-FIFA: Fútbol (o debería).

-Telecinco: Televisión comercial.

-PODEMOS: Mensaje al bipartidismo.

-Película: La Ventana Indiscreta (Alfred Hitchcock).

-Canción: With or Without you (U2).

-Libro: Cien Años de Soledad (Gabriel García Márquez).

-Blog: Futbolitis (Marcos López).


DEFINE EN UNA IMAGEN...

-Michael Jordan:



-Muhammad Ali:



-Rafa Nadal:



-Fernando Alonso:



-Travis Pastrana:



-Usain Bolt:



-José Mourinho:



-Karim Benzema:



-Luis Suárez:



LA QUINIELA DEL NÚMERO 1

-Messi o Zidane: X

-Maradona o Cristiano Ronaldo: X

-Fórmula 1 o MotoGP: 1

-Ayrton Senna o Alain Prost: 1

-Evasión o Victoria / Rush: 1

-Federer o Djokovic: 1

-Valentino Rossi o Marc Márquez: X

-Selección Española de balonmano o de fútbol-sala: X

-Fernando Martín o Rudy Fernández: 1

-Vero Boquete o Andrés Iniesta: X

-Iker Casillas o Keylor Navas: X

-Luis Aragonés o Pep Guardiola: X

-Jorge Lorenzo o Dani Pedrosa: X

-Pau Gasol o Marc Gasol: 1

-(PLENO AL 15) Antonio Esteva o Andrés Montes: (risas) No puedo votar ésta…


"Porque la vida puede ser maravillosa" (el Jugón de Jugones)


(Nº1) Bueno Antonio, pues la verdad es que ha sido un placer, muchísimas gracias por conceder tu tiempo a un medio prácticamente desconocido como éste. Tu estrella se incorporará al Hall Of Fame del Número1blog (risas), y te lanzo un último reto, esta vez sobre la cancha de baloncesto, a un 1 contra 1, tranquilamente, a 10 puntos…

-(A.E.) (más risas) Muchas gracias a ti, por supuesto, recuperaremos sensaciones de cuando jugaba por dentro…

(Nº1) Perfecto, a ver quién gana, yo creo que desde la línea de 3 voy bien...

miércoles, 25 de marzo de 2015

¿CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ?


Quien ha practicado el deporte rey sabe lo que significan unas botas de fútbol para cualquier jugador. Entendidas como la herramienta fundamental, solían ser el material que condicionaba la temporada a nivel personal y daba ese valor añadido de motivación a la competición. Para un niño con el sueño balompédico en la cabeza, su calzado sobre el terreno de juego se conformaba como el pasaporte ficticio para emular a sus ídolos, mirarles de tú a tú y codearse con el resto de futbolistas.

Probablemente la esencia siga siendo esa hoy en día, pero un flash repentino de la moda reinante en el deporte es la vía perfecta para desembocar en la nostalgia del olvido.


Creo y seguiré creyendo en las exiliadas botas negras, los campos de tierra, la ausencia de lo artificial y extravagante, en las copa mundial desgastadas, las adidas de Zidane, las puma de Mijatovic, las mizuno de Rivaldo, e incluso en las joma de Fernando Morientes.

La subjetividad siempre debe ser la protagonista en la moda, pero corre el riesgo de convertirse en objetividad unánime cuando se compara el antes y el después de este caso, juzgando el cambio.

Pasan los años y cambia el estilo, al igual que en otros deportes, y siempre vuelve esa vieja cantina recurrente de los valores y los jugadores profesionales como modelo de los niños. No soy yo nadie para decir lo que deben hacer, lo que no quita el recuerdo de quien fue niño y para el que ver una estrella por la calle suponía un momento señalado en la vida, aflorando la admiración a borbotones y no la risa.


lunes, 23 de marzo de 2015

AZUL BLAUGRANA CASI BLANCO

Una corriente mayoritaria de aficionados y periodistas pronosticaba un KO truculento para el Real Madrid en el partido de partidos. Las estadísticas de las últimas semanas daban la razón a los dueños de ese presagio, pero había algo que se escapaba a su alcance: el Madrid es el Madrid siempre y sobre todo en las grandes ocasiones.

La puesta de largo de los dos conjuntos sobre el verde fue la esperada, sin sobresaltos en las alineaciones y con un empuje inicial del equipo local arropado por su afición exaltada.


Fue Jeremy Mathieu actor secundario por sorpresa gracias al balón parado y al guante de Lionel. El minuto 14, el momento para que el francés adelantara a los azulgrana y sobre todo, el punto de inflexión para que el Real Madrid despertara de su largo letargo y erradicara en la hora siguiente cualquier vestigio de fatiga y derrotismo pasado.

Por debajo en el marcador, el equipo blanco se sentía como pez en el agua, y en ese contexto llegó el tanto de Cristiano Ronaldo tras una genialidad mágica del nueve y medio merengue, Karim Benzema.


Con el 1-1 en el luminoso, la BBC comenzó a funcionar mejor que nunca en los últimos 2 meses y al son de Karim, todo por detrás se conformaba como un engranaje perfecto que tiraba y tiraba hasta arrinconar a un Barça sin recursos aparentes. 


Con una defensa madridista rocosa y un centro del campo efectivo (Kroos y Modric al mando), se llegó al descanso, necesario para refrescar a un Barcelona sin ideas ni reacción. Y efectivamente, fue Suárez en la reanudación el agua balsámica que los azulgranas imploraban a los dioses, con un purificador 2-1 inesperado en el minuto 10 de la segunda parte...


A partir de ahí, cambio de mando (o de trono según canal +) en el encuentro.
Mascherano puso firmes a los suyos en defensa y el Real Madrid comenzó a perder metro a metro la posesión mientras en la cabeza de cada jugador se repetía la misma frase: 'hemos perdonado'.

Así hasta el final, con un Neymar egoísta e intermitente pero con la clase suficiente como para intimidar una y otra vez, un Messi que divisaba la batalla desde lo alto de la colina a base de pases largos precisos y poco más, un director de orquesta viejo pero no caduco que salió al final -Xavi Hernández-, y por último, un Claudio Bravo que ya había ganado la partida a un inseguro Iker Casillas en la primera parte y se afianzó en la segunda como el portero de moda de esta liga: por arriba, por abajo y con los pies. En el banquillo del conjunto visitante había alguien parecido... (lo único rescatable junto a Varane de todos los suplentes del Real Madrid)


Tras la crónica de una muerte anunciada pero no a cualquier precio ni de la forma pronosticada, se puede afirmar con total honestidad que hay Liga. Cuatro puntos de diferencia y un abril de tormenta para los azulgranas, con las visitas a Sevilla y a Cornellá de Llobregat, el recibimiento de un Valencia inmenso (ojo), y un viaje de ida y vuelta a París con Verrati e Ibra como invitados de lujo en el Camp Nou, todo ello, marcará la diferencia entre ser o no ser, dictaminando quién se sentará en el trono de hierro en el mes de Junio...


Cambiando de tercio, la semana anterior pasará a la historia como aquella en la que Irlanda revalidó el VI Naciones de rugby 32 años después. El paseo de los de Joe Schmidt en Edimburgo ante la 'cuchara de madera' del torneo (10-40 a Escocia), a punto estuvo de quedar eclipsado por el empuje de Inglaterra ante Francia en el Twickenham de Londres. El abultado 55-35 que reflejó el marcador no fue suficiente para el XV de la Rosa, que se quedó a tan sólo un try de coronarse campeón.


La Copa del Mundo que precisamente se celebrará en Inglaterra a partir de septiembre, puede ser el escenario perfecto para que el país anfitrión se tome su venganza ante el XV del trébol, homenajeando de paso al jugador más emblemático de la historia del rugby en el que hubiera sido su terreno preferido, Jonny Wilkinson y el Mundial...

De clásicos a clásicos y sin pasar por alto la retirada a los 41 años del eterno oasis de Arizona, Steve Nash, que el sábado dijo adiós a la NBA como laker, pero cuyo recuerdo siempre será el del playmaker descarado de los Suns (2 MVP), 


es hora de rendir un pequeño pero obligado homenaje al séptimo arte. Y es que el 22 de marzo se cumplieron 120 años de la primera proyección cinematográfica a cargo de los Hermanos Lumière...


La realidad es que gracias a ese cinematógrafo inical que se paseaba de feria en feria y de ciudad en ciudad, podemos decir que más de un siglo después, el cine se ha convertido en el medio perfecto para hacer real todo lo que el ser humano pueda ser capaz de vivir y de soñar. La retroalimentación del invento entre todas las personas del planeta, su afición y sus circunstancias, así como la pasión de muchas mentes por filmar cualquier recoveco de la historia (real o inventada), hacen que hoy en día, tras un desarrollo mayúsculo y sin precedentes, no sólo hablemos de 'séptimo arte', sino que propaguemos a los cuatro vientos que el cine es indispensable, imperecedero y un vehículo de lujo para la cultura y la integridad humana.

A continuación, el primer y más breve cortometraje de la historia, la famosa 'Salida de los obreros de la fábrica' con la que los Hermanos Lumière consiguieron silenciar al mundo durante 46 segundos en 1885.



El tiempo pasa y la calidad se desarrolla en todos los ámbitos y disciplinas, así es como se debe entener la vida, siempre como progreso. El cine desembocó una de sus vías en el profundo, amplio y atractivo mundo de las series de televisión. Hoy en día el prestigio de éstas casi ha igualado el de la gran pantalla. Hacen falta buenas ideas, buen equipo, buena financiación y buena audiencia para que el proyecto prospere (fundamentalmente más allá del monopolio estadounidense).

Por ese motivo, en esta nueva entrega de Los Lunes del Imparcial, el Número 1 invita a todos los lectores a disfrutar esta noche de una serie española novedosa y con estrella, cuyo futuro pende de un hilo, inexplicablemente, tras cuatro capítulos mágicos, debido a la dura competencia de lo que muchos denominan como 'telebasura'. El Ministerio del Tiempo merece una oportunidad, aunque sólo sea por una originalidad que se pedía a gritos, una crítica humorística y necesaria a todo lo que nos rodea y, por supuesto, el trasfondo cultural e histórico por el que se guía. ¿Quién nunca ha soñado con viajar atrás en el tiempo a cualquier punto de la historia? Los lunes a las 22:00 es posible...



Sed felices.

domingo, 15 de marzo de 2015

EL CAMINO PARA TODO


Hay momentos especiales en los que el deporte tiene la capacidad de erradicar de un plumazo todos los prejuicios establecidos y parte de los conflictos sociales que sacuden la actualidad.

Al azar, un domingo cualquiera, una imagen de la plaza de Campillo del Mundo Nuevo, colindante al famoso Rastro de Madrid, se puede erigir perfectamente como la fotografía deportiva protagonista de la semana.

Alejados de los focos mediáticos y los dañinos fanatismos, futbolistas ocasionales de diferente sexo y distinta nacionalidad pugnan durante un brevísimo instante por el esférico con la misma intensidad e idéntica concentración (quizá efímera) que cualquier jugador de primera división.

Este partido carente de sentido para nadie más que sus propios participantes, se convierte en una forma contundente y natural de sepultar las desigualdades patentes en muchas otras situaciones retransmitidas por televisión, además de encargarse de señalar el camino idóneo para alcanzar el respeto y la convivencia perfecta entre todas las personas de este planeta.


No obstante, con el deporte también existe la posibilidad de viajar y profundizar en las diferentes culturas a través de la experiencia aprendida. Este fin de semana, Pepe Reina se ha convertido en el primer futbolista español que juega en las cuatro grandes ligas del mundo.

Tras su debut en la Bundesliga, el guardameta cordobés, completa así una envidiable trayectoria Barcelona-Villarreal-Liverpool-Nápoles-Munich, poniendo un broche de oro a una carrera profesional que recordemos, posee una estrella de campeón del mundo con su país además de dos Eurocopas. No creo que haya faltado el humor en su celebración... Chapeau.

Ampliar disciplinas supone seguir viajando y los 3 protagonistas siguientes, ajenos al fútbol, han protagonizado por méritos propios tres de los momentos más señalados del pasado fin de semana.


En el X-Trail de Austria, el piloto catalán de trial Toni Bou, ha desafiado a la lógica y a la historia adjudicándose matemáticamente su decimoséptimo título mundial de pista cubierta. Una hazaña que no tiene parangón en la historia del deporte.


Sin abandonar el deporte de motor, los bólidos más rápidos del mundo acudieron a su primera cita en Melbourne -escogida en 2011 como la mejor ciudad del mundo para vivir-, con la misión de dar comienzo al Mundial de Fórmula 1.

En una época ajena a los tiempos de Mansell, Prost, Piquet y Senna, en la que la electrónica cuenta más que el piloto, el pasado domingo en el circuito de Albert Park, Carlos Sainz Jr, hijo del Sainz más legendario que se recuerda en España, debutó con magia y vehemencia en la competición máxima tras un sorprendente noveno puesto -llegó a figurar en quinta posición en carrera-, provocando la exultación de su exigente padre y mandando un mensaje claro a todos los aficionados: él también ha nacido con estrella. Veremos a ver en qué medida puede ser capaz de cambiar la situación y volver a hacer de las 14:00 de los domingos una hora emocionante.


En tercer lugar, es obligatorio viajar hasta Italia, en concreto a la cima del monte Terminillo, donde el ciclista Nairo Quintana, formado en las kilométricas y ardientes rampas de Colombia, nos ha dejado uno de los momentos del año, al coronar en solitario el puerto de categoría especial bajo una intensa nevada y adjudicándose la etapa reina de la prestigiosa Tirreno-Adriático. Esa es la excelencia del ciclismo...

Para finalizar el apartado deportivo y al hilo del fútbol que se practica en reducidas dimensiones y pista dura (como en la imagen inicial), la pasada semana se disputó la Copa del España de fútbol sala y lo acontecido en el Quijote Arena de Ciudad Real pasará a los anales de la historia de este deporte.


El Jaén, primer equipo andaluz participante en la competición, se coronó de la forma más heroica que se recuerda venciendo (4-6) al gran favorito en la final, el FC Barcelona, que nada pudo hacer ante el recital del humilde conjunto amarillo (600.000 euros de presupuesto frente a los 5 millones culés).

Acceder a la finalísima tras una semifinal ante el Burela, forzando la prórroga a falta de 8 segundos y brindando al público una tanda de penaltis en la que el protagonista fue el portero suplente, acentúan aún más la victoria del campeón.



En cuanto a las recomendaciones cinéfilas de esta semana, 3 títulos célebres irrumpen con fuerza en Los Lunes del Imparcial:


Inquisitorialmente, al hilo del triunfo jienense en Copa, sale el título de la obra maestra de un director que, inexplicablemente, sólo ha dirigido tres películas. El Sur de Victor Erice es una experiencia que no puede dejar indiferente a nadie. El Festival de Cannes selló para siempre su recomendación en 1983.


En segundo lugar y como mera anécdota, tras conocer que La Lista de Schindler fue el proyecto de fin de Carrera de Steven Spielberg cuando decidió volver a la universidad en 2002 -30 años después-, más que un hecho simbólico, saca a relucir una vez más la importancia de la capacidad personal a la hora de desarrollar una vocación, atendiendo a la formación siempre como un complemento y nunca como el vehículo principal del éxito.


Por último y hablando de experiencia, lo que consigue La Teoría del Todo con James Marsh, Eddie Redmayne y Felicity Jones a la cabeza, es un realismo abrumador de la que es una de las historias del siglo XX. Hablo una de las personas más brillantes de todos los tiempos, su teoría y su manera de enfrentarse a la vida con una victoria incontestable, Stephen Hawking.

El discurso final en el filme define con clarividencia la actitud: 'Mientras haya vida, hay esperanza'. 


Reina, Bou, Sainz, Quintana, Spielberg, Erice... Todos estos apellidos ya emblemáticos tuvieron que empezar en algún momento y en algún lugar hasta llegar a pasear sus virtudes por todo el mundo. Constancia, ilusión, trabajo, capacidad de esfuerzo y suerte conforman, indudablemente, la esencia que se debe poseer para opositar al apelativo de 'Número 1', y si no que se lo pregunten a Hawking, la mente más lúcida de este mundo.
Sed felices.

jueves, 12 de marzo de 2015

EL CINE DE LOS SUEÑOS

En una época moderna en la que conformar un equipo de fútbol de primer nivel puede quedar supeditado a la profundidad del talonario de un jeque catarí o un oligarca petrolero ruso, podemos decir que París y Londres, han sido dos ciudades 'privilegiadas' en cuanto a eso de reflotar una vieja pasión ignota por el deporte rey.

La obsesión de Nasser Al-Khelaïfi y Román Abramóvich con PSG y Chelsea, respectivamente, ha propiciado que en los últimos años, estos dos conjuntos hayan disfrutado de muchos de los mejores jugadores del planeta gracias a suculentas ofertas millonarias.

En este contexto, se llegó ayer al partido de vuelta de octavos de final de la Champions League, la máxima competición europea, que enfrentaba precisamente a sendos colosos del viejo continente, tras un empate a uno en París y con todo por decidir en Stamford Bridge...


Si tuviéramos que escoger un estadio inglés al azar, en nuestra cabeza sonarían con fuerza nombres como Wembley o Anfield, pero si lo que buscamos son noches mágicas, aplausos y la máxima esencia del fútbol total, entonces quizá pensaríamos en Old Trafford, el Teatro de los Sueños.

La realidad es que las cosas en el Manchester United y su emblemático campo, quizá no pasan por su mejor momento, del mismo modo que sucede con algo tan ajeno al fútbol como es el teatro (con tanta historia en Inglaterra), sometido al yugo dominador del cine, lo que puede llevarnos a establecer una similitud tan surrealista como las que se hacen en este blog, pero quizá con algo de verdad, entre teatro, cine, Old Trafford y Stamford Bridge.

Se puede afirmar que actualmente, sobre el verde del Chelsea FC -líder de la Premier-, como si de una estratosférica producción hollywoodiense se tratara, se puede observar una constelación de estrellas a la moda del fútbol actual, que sepulta los tiempos del viejo teatro shakesperiano con actores puros como Ryan Giggs o Paul Scholes, los cuales quedarán en la memoria de los románticos.


Dicho esto, ayer nadie podía mirar hacia otro lado. El equipo entrenado por José Mourinho saltó al campo con una sensación de superioridad sobre el papel, pero con graves síntomas de conformismo puesto que el 0-0 era suficiente para su clasificación. Lo acontecido durante las dos horas de partido posteriores en Stamford Bridge forma ya parte de la historia del fútbol.

Tras la injusta expulsión de la estrella visitante Zlatan Ibrahimovic en el minuto 30 de partido, con el guión más difícil posible por delante, el encuentro que jugó el París Saint-Germain con diez jugadores trascendió cualquier lógica y nos dejó una noche memorable de Copa de Europa, de las de antes, con fútbol de verdad.


El elenco de estrellas blues, lideradas por el mejor portero del mundo, Thibaut Courtois, no pudo lucir en ningún momento a su nivel esperado. Un combativo Diego Costa mostraba mediante su agresividad característica la indolencia de su juego, así como la de sus compañeros. Cesc Fábregas y Matic, el mediocampo pelotero que tanto está dando a Mourinho este año, no fue capaz de romper con eficacia la tela de araña formada por Laurent Blanc. La realidad fue que Marco Verratti, Matuidi y, fundamentalmente, un COLOSAL Javier Pastore, manejaron el tempo del partido intimidando a su rival (el tiro al palo de Cavani no presagiaba nada bueno para los locales) así como sorprendiendo a propios y extraños.

Cuando parecía que los jugadores del PSG sucumbían ante el enorme despliegue físico -en inferioridad- durante todo el partido, fue cuando el Chelsea asestó el golpe que parecía definitivo. En el minuto 81, tras el lanzamiento de un córner, el central Gary Cahill mandó el balón al fondo de las mallas de Salvatore Sirigu, colocando el 1-0 en el marcador y provocando la explosión de júbilo local, aunque para sorpresa de muchos, ese momento iba a ser el inicio de la leyenda...

Tan sólo 5 minutos le bastaron al conjunto parisino para que David Luiz, con su morbo por volver a casa, incrustara con violencia un cabezazo bajo el larguero de Courtois y mandara el partido a la prórroga contra todo pronóstico. Caras de estupor en la grada y un equipo que seguía soñando...


El tiempo de prolongación fueron más que 30 minutos. La temporada y las aspiraciones de unos y otros pasaron por esa media hora a una velocidad de vértigo o a cámara lenta. El destino manejó el cronómetro a su antojo.

Tras la entrada al terreno de juego de Didier Drogba -con 37 años recién cumplidos-, se sumaba más tensión y más historia al asunto, aunque en concreto el punto de inflexión lo marcó un jugador, Thiago Silva.


El mejor defensa central del mundo (para muchos) supo que era su momento, como capitán del equipo de la capital francesa y con tantos desengaños europeos a sus espaldas, fue consciente de que era 'ahora o nunca' y por eso se erigió como protagonista absoluto, primero cometiendo un penalti absurdo tras una mano inexplicable, que permitió a Eden Hazard adelantar al Chelsea (2-1) en el minuto 96, y segundo, desafiando a los dioses del fútbol -como Courtois-, a la lógica y a la memoria, incrustando con una pulcritud inusitada un testarazo en la portería del conjunto londinense en el minuto 114 de partido, y clasificando al equipo de Paris a cuartos de final, en una noche que será inolvidable para los aficionados al fútbol.


Dicen que para tener una actuación destacable y de calidad en el cine, primero hay que pasar por el teatro. Si aplicamos esto al fútbol, ayer los jugadores del PSG lucharon, creyeron y trabajaron hasta la extenuación, como si todos jugaran en el equipo que les vio crecer, el de sus amores, como si sintieran los colores más que nadie -lo máximo para un futbolista-. Ayer, la casta de un conjunto hecho a base de billetes, logró quitarse durante 120 minutos el dinero de sus espaldas para morir en el campo.
Y aunque las primas de después nos devuelvan a la realidad, con total seguridad Old Trafford hubiera aplaudido, como el día que Ronaldo dio su mejor recital en el Teatro de los Sueños...