lunes, 7 de septiembre de 2015

VISTO PARA SENTENCIA


Puede que éste sea el final. Ésa es la sensación que tuvimos todos cuando vimos caer a Rafa Nadal de esa forma en Nueva York. El héroe de tantas y tantas veces, el jugador incansable, el deportista diez, la mente inquebrantable, todo quedó reducido a cenizas tras la remontada histórica de Fognini en el US Open. Nadal nunca había desaprovechado una ventaja de dos sets y, precisamente, en ese fatídico partido dejó dos mangas iniciales de su mejor tenis, un repertorio que fue menguando a medida que aumentaba el tiempo del encuentro.

Es triste ver cómo el mejor deportista de la historia de España y -por qué no- top-5 Mundial junto a Ali, Jordan, Bolt y Phelps, comienza un desplome vertiginoso, difícil de aceptar. Es complicado comprender cómo alguien que ha ganado al menos un Grand Slam durante los últimos 10 años, ahora tan sólo lucha por 'llegar' a la mitad de los torneos, aspirando a estar en el medio, con la medriocridad que va inherente a ello.



Rafa Nadal desbancó al que hasta entonces era el mejor tenista de todos los tiempos, pero aun así la caída de Federer nunca fue pronunciada, siempre fue dosificada con el estilo del genio suizo. En cambio, esta debacle de Nadal se antoja definitiva. Quién sabe, quizá el tenis le dio todo lo que le tenía que dar, quizá la ambición ya no es la misma y el deterioro físico no ayuda, o quizá, simplemente, como pasó con todos los grandes, el Número 1 tiene que pasar ya de realidad a leyenda, cambiando el presente por los recuerdos de aquellos maravillosos años de gloria.

Aun así, el propio gen competitivo con el que contagió Don Rafael Nadal a propios y extraños, nos hace seguir creyendo, por imposible que parezca, en un último renacimiento del de Manacor. Una última ruptura de servicio estrella, contra todo pronóstico, contra todo y contra todos, como sólo él sabe hacer. Porque cuando pensamos en un punto imposible, siempre aparece Nadal deslizándose por la pista y cerrando el puño. Al fin y al cabo, siempre que veamos la arcilla de la tierra batida, ahora y dentro de 50 años, en todas nuestras cabezas resonará la misma frase: "Tócala otra vez, Rafa".


Tras hablar de la agonía de un ídolo, es complicado focalizar este artículo en otros personajes, pero bien es cierto que Gareth Bale y Lewis Hamilton han hecho méritos de sobra para ser los protagonistas de la semana. A pesar de la controversia y de las campañas de desprestigio, la realidad es que el 'Rey de Gales' volvió a ser el protagonista esperado con su Selección, dejando una clasificación histórica para la Eurocopa de Francia a un paso, virtualmente vista para sentencia.


Y con respecto al piloto británico, su séptima pole consecutiva llegó de la mano de su séptima victoria del curso, y es que hoy por hoy, a pesar de que en Fórmula 1 la proporción piloto-coche sigue siendo un 20-80, Lewis Hamilton está muy por encima del resto, y aunque aún restan 8 pruebas, el bicampeón del mundo tiene sentenciado el Mundial.


Lo que empieza con Nadal bien puede terminar con Gasol, y efectivamente, nuestro jugador de baloncesto más laureado y los suyos siguen buscando una nueva identidad en el Eurobasket de Alemania, integrando a Mirotic en un esquema a caballo entre lo que quiere el tetracampeón Real Madrid (Llull, Chacho y Rudy por encima de los pívots), y lo que, evidentemente, siempre ha caracterizado a esta Selección, reportando infinitos éxitos: el juego para Pau Gasol.




















Serbia y Turquía han sacado a relucir el comportamiento más visceral de este grupo. Ahora sólo falta que, progresivamente, Scariolo de con la tecla y pueda vertebrar los andamiajes del equipo para que, en el momento justo, podamos decir que estos chicos son nuevamente campeones de Europa.
Sólo el tiempo dirá cuál es el límite, aunque a estas alturas el adiestramiento no supone nada, ya que la voluntad lo es todo. La voluntad de volver a reinar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario