Hay momentos especiales en los que el deporte tiene la capacidad de erradicar de un plumazo todos los prejuicios establecidos y parte de los conflictos sociales que sacuden la actualidad.
Al azar, un domingo cualquiera, una imagen de la plaza de Campillo del Mundo Nuevo, colindante al famoso Rastro de Madrid, se puede erigir perfectamente como la fotografía deportiva protagonista de la semana.
Alejados de los focos mediáticos y los dañinos fanatismos, futbolistas ocasionales de diferente sexo y distinta nacionalidad pugnan durante un brevísimo instante por el esférico con la misma intensidad e idéntica concentración (quizá efímera) que cualquier jugador de primera división.
Este partido carente de sentido para nadie más que sus propios participantes, se convierte en una forma contundente y natural de sepultar las desigualdades patentes en muchas otras situaciones retransmitidas por televisión, además de encargarse de señalar el camino idóneo para alcanzar el respeto y la convivencia perfecta entre todas las personas de este planeta.
Alejados de los focos mediáticos y los dañinos fanatismos, futbolistas ocasionales de diferente sexo y distinta nacionalidad pugnan durante un brevísimo instante por el esférico con la misma intensidad e idéntica concentración (quizá efímera) que cualquier jugador de primera división.
Este partido carente de sentido para nadie más que sus propios participantes, se convierte en una forma contundente y natural de sepultar las desigualdades patentes en muchas otras situaciones retransmitidas por televisión, además de encargarse de señalar el camino idóneo para alcanzar el respeto y la convivencia perfecta entre todas las personas de este planeta.
No obstante, con el deporte también existe la posibilidad de viajar y profundizar en las diferentes culturas a través de la experiencia aprendida. Este fin de semana, Pepe Reina se ha convertido en el primer futbolista español que juega en las cuatro grandes ligas del mundo.
Tras su debut en la Bundesliga, el guardameta cordobés, completa así una envidiable trayectoria Barcelona-Villarreal-Liverpool-Nápoles-Munich, poniendo un broche de oro a una carrera profesional que recordemos, posee una estrella de campeón del mundo con su país además de dos Eurocopas. No creo que haya faltado el humor en su celebración... Chapeau.
Ampliar disciplinas supone seguir viajando y los 3 protagonistas siguientes, ajenos al fútbol, han protagonizado por méritos propios tres de los momentos más señalados del pasado fin de semana.
En el X-Trail de Austria, el piloto catalán de trial Toni Bou, ha desafiado a la lógica y a la historia adjudicándose matemáticamente su decimoséptimo título mundial de pista cubierta. Una hazaña que no tiene parangón en la historia del deporte.
Sin abandonar el deporte de motor, los bólidos más rápidos del mundo acudieron a su primera cita en Melbourne -escogida en 2011 como la mejor ciudad del mundo para vivir-, con la misión de dar comienzo al Mundial de Fórmula 1.
En una época ajena a los tiempos de Mansell, Prost, Piquet y Senna, en la que la electrónica cuenta más que el piloto, el pasado domingo en el circuito de Albert Park, Carlos Sainz Jr, hijo del Sainz más legendario que se recuerda en España, debutó con magia y vehemencia en la competición máxima tras un sorprendente noveno puesto -llegó a figurar en quinta posición en carrera-, provocando la exultación de su exigente padre y mandando un mensaje claro a todos los aficionados: él también ha nacido con estrella. Veremos a ver en qué medida puede ser capaz de cambiar la situación y volver a hacer de las 14:00 de los domingos una hora emocionante.
En tercer lugar, es obligatorio viajar hasta Italia, en concreto a la cima del monte Terminillo, donde el ciclista Nairo Quintana, formado en las kilométricas y ardientes rampas de Colombia, nos ha dejado uno de los momentos del año, al coronar en solitario el puerto de categoría especial bajo una intensa nevada y adjudicándose la etapa reina de la prestigiosa Tirreno-Adriático. Esa es la excelencia del ciclismo...
Para finalizar el apartado deportivo y al hilo del fútbol que se practica en reducidas dimensiones y pista dura (como en la imagen inicial), la pasada semana se disputó la Copa del España de fútbol sala y lo acontecido en el Quijote Arena de Ciudad Real pasará a los anales de la historia de este deporte.
El Jaén, primer equipo andaluz participante en la competición, se coronó de la forma más heroica que se recuerda venciendo (4-6) al gran favorito en la final, el FC Barcelona, que nada pudo hacer ante el recital del humilde conjunto amarillo (600.000 euros de presupuesto frente a los 5 millones culés).
Acceder a la finalísima tras una semifinal ante el Burela, forzando la prórroga a falta de 8 segundos y brindando al público una tanda de penaltis en la que el protagonista fue el portero suplente, acentúan aún más la victoria del campeón.
En cuanto a las recomendaciones cinéfilas de esta semana, 3 títulos célebres irrumpen con fuerza en Los Lunes del Imparcial:
Inquisitorialmente, al hilo del triunfo jienense en Copa, sale el título de la obra maestra de un director que, inexplicablemente, sólo ha dirigido tres películas. El Sur de Victor Erice es una experiencia que no puede dejar indiferente a nadie. El Festival de Cannes selló para siempre su recomendación en 1983.
En segundo lugar y como mera anécdota, tras conocer que La Lista de Schindler fue el proyecto de fin de Carrera de Steven Spielberg cuando decidió volver a la universidad en 2002 -30 años después-, más que un hecho simbólico, saca a relucir una vez más la importancia de la capacidad personal a la hora de desarrollar una vocación, atendiendo a la formación siempre como un complemento y nunca como el vehículo principal del éxito.
Por último y hablando de experiencia, lo que consigue La Teoría del Todo con James Marsh, Eddie Redmayne y Felicity Jones a la cabeza, es un realismo abrumador de la que es una de las historias del siglo XX. Hablo una de las personas más brillantes de todos los tiempos, su teoría y su manera de enfrentarse a la vida con una victoria incontestable, Stephen Hawking.
El discurso final en el filme define con clarividencia la actitud: 'Mientras haya vida, hay esperanza'.
El discurso final en el filme define con clarividencia la actitud: 'Mientras haya vida, hay esperanza'.
Reina, Bou, Sainz, Quintana, Spielberg, Erice... Todos estos apellidos ya emblemáticos tuvieron que empezar en algún momento y en algún lugar hasta llegar a pasear sus virtudes por todo el mundo. Constancia, ilusión, trabajo, capacidad de esfuerzo y suerte conforman, indudablemente, la esencia que se debe poseer para opositar al apelativo de 'Número 1', y si no que se lo pregunten a Hawking, la mente más lúcida de este mundo.
Sed felices.
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