Los últimos instantes del año se alargan unas cuantas horas, eliminando momentáneamente cualquier reticencia del pasado y con la certeza de que ese tiempo añadido, debe ser en todo momento una celebración.
Destaca la ausencia de presión y la mejor versión del jugador, como cuando un tenista va por debajo en el último juego del partido y comienza a repartir cañonazos de precisión milimétrica desde fondo de pista, regodeándose en la presión contraria por cerrar el partido. También pueden ser minutos de gloria, como esos en los que un futbolista abandona el banquillo y salta al campo con la convicción de ser decisivo y correr y correr hasta reventar, pero ojo, cuidado con los excesos jugadores y jugadoras, porque más de uno ha disputado una etapa reina del Tour de Francia escalando diversos Puertos de Montaña bañados en Ron o en Whisky, colocándose al final del recorrido un majot amarillo que está lejos de ser brillante. No obstante, tampoco conviene disputar un combate de los Pesos Pesados, cuerpo a cuerpo, hasta finalizar la contienda 'a los puntos', o lo que es peor, cayendo fulminado al Ring por un K.O. vergonzante.
Dicho esto, desde el Número 1, quiero desearos una feliz salida y entrada de año, convencido de que todos los lectores de este blog realizaréis un plácido recorrido a lo largo de la noche, recapitulando los momentos más memorables del año (como ese piloto que disputa la última vuelta con el cuidado y el convencimiento de tener la victoria en su bolsillo), y en la cual, imperará la cordura y la responsabilidad, que corre el riesgo de ser quebrantada por los triples fallados sobre la bocina o los conciertos altisonantes de estrellas de la música, disipados al día siguiente con eso de 'Noches de artista, mañanitas de payaso'.
Sed felices.
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