Ambición, competitividad, esperanza, decepción, cansancio, orgullo, nerviosismo, miedo, felicidad, tristeza... Da igual el hilo conductor que guíe a un ser humano ante una determinada situación, la realidad es que su semblante puede ser una señal pertinente, que sirva para canalizar hacia el exterior la amplia gama de sentimientos que recorren su interior.
En unas fechas adecuadas para sintetizar lo momentos más destacables del año, propongo hacer un recorrido retrospectivo, pensando en los acontecimientos más notables del mundo del deporte y del cine, a través de los rostros de sus protagonistas.
A lo largo de este 2014 que termina, hemos podido ver la inquebrantable sonrisa de un 'niño' de 21 años que denota que ya es bicampeón del mundo de MotoGp, proclamando sin decirlo que Marc Márquez es el rey. En el mismo deporte nos hemos percatado de que una eterna leyenda como Valentino Rossi también ha vuelto a reír a carcajadas. Hemos detectado caras de alegría y júbilo en deportistas de diferentes estilos y diversas disciplinas. Una insaciable Mireia Belmonte ganando 53 medallas, los rostros curtidos del majestuoso Big-Three perdurable de los San Antonio Spurs, liderados por el maestro Gregg Popovich, el renacido Sergio Rodríguez con su barba desaliñada y su MVP de Euroliga, la convicción y el sacrificio de los jugadores del Atlético de Madrid para ganar La Liga 18 años después, la cara de victoria de Simeone en cada entrenamiento, el semblante del madridismo en ese minuto 93 en Lisboa que tornó la victoria del Cholo en derrota, las lágrimas de Cristiano Ronaldo al recoger su segundo Balón de Oro entre épocas, la cara de Lionel Messi al recoger el del Mundial entre críticas, los ojos de victoria en Mario Götze y un país como Alemania después de 24 años, la cara de satisfacción de Lewis Hamilton al ganar su segundo Mundial de Fórmula 1, el rostro inequívoco de felicidad y sorpresa de Carolina Marín tras ser la primera mujer no asiática que gana el Mundial de Bádminton desde 1999, 'los hispanos' conquistando su mundial de balonmano, un rejuvenecido Roger Federer alzando al cielo la Copa Davis por primera vez en su carrera...
Acordes del séptimo arte es lo que le falta a este tributo, y qué mejor manera de empezar a recordar que pronunciar el nombre de Matthew Mcconaughey y vislumbrar un sin fin de expresiones faciales del oscarizado actor. Dallas Buyers Club (con una extrema delgadez), ceremonia de los Oscar mientras daba un ininteligible discurso, mirada a través de un casco y en otro planeta en Interstellar (Christopher Nolan) o mi expresión preferida, esa que mantuvo durante toda la primera temporada de True Detective, esa que ya es memorable en la historia de las series...
El premio que recibió Denzel Washington en San Sebastián, homenaje a su carrera, fue reconfortante para la mayoría, igual que el pequeño vídeo recopilatorio de dos minutos y medio, en el que quedó patente el recital que lleva dando este actor toda su vida frente a la cámara, ataviado con diferentes caracterizaciones y jugando con diversas expresiones.
Rostros de niños que se hacen mayores como el del protagonista de Gran Hotel Budapest o los dos hermanos en Boyhood, otros que rejuvenecen como el de Bilbo Bolson en El Hobbit, y otros que permanecen impasibles al tiempo y a las circunstancias como el de los mutantes de X-Men Días del Futuro Pasado o el de William Cage en Al Filo del Mañana. Por supuesto, también hay rostros que imponen y debilitan el alma del asesino más preparado, como es el caso de la niña enferma de cáncer terminal, protagonista de Magical Girl.
Hay que terminar el tan complicado compendio de lo que supone un año de vida más. Seguro que habrá sentimientos encontrados y situaciones parecidas, como la de True Detective y La Isla Mínima, y también se habrán quedado en el tintero infinitas caras de miles de millones de personas que son un número 1 día a día. Teniendo en cuenta esto y que, parafraseando a Woody Allen, no sé la clave del éxito pero intentar contentar a todo el mundo sería fracasar, quiero acabar este homenaje con la pulcritud inusitada de alguien que no deja un cabo suelto como Robert McCall en The Equalizer, y para ello, agradecer a una persona muy especial su inmesa labor durante el año que acaba...
Marta Arenas Dorado, tienes mi infinito agradecimiento por volver hacer que florezca en mi la vocación de querer contar lo que está pasando, de querer ser periodista. Tú eres la verdadera número 1. Te Quiero.
Feliz Navidad o Feliz Solsticio de Invierno a todos desde El Número 1.
Sed felices.
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