Se
antoja algo complicada la labor de seleccionar a un solo deportista
protagonista en este 2013, lo más lógico sería orquestar una combinación de los
mejores momentos del deporte a lo largo del año y mimetizar los múltiples
logros de todos y todas las atletas, pero sin ánimo de vilipendiar la labor de
nadie, hay alguien que ha destacado por encima de todos, alguien que ha vuelto
a recuperar el NÚMERO 1 tras un año sin competir, alguien que dejó de ser el
mejor tenista para pasar a ser el mejor ejemplo. Hablo de Rafael Nadal, actualmente
líder del ranking ATP tres años después.
Nadal
es una de esas personas con unas cualidades innatas para triunfar y para
despuntar. Se caracteriza por no conformarse con la mediocridad ni con la
notoriedad. Él quiere la excelencia, sueña con ella. Es un enamorado de la
raqueta y del éxito, con un afán de superación casi obsesivo y que para colmo,
dentro de su imagen mayestática, es un tipo que inspira simpatía a todos sin la
necesidad de manifestarla, porque él no sólo es natural y sencillo, sino que
con el paso de los años se ha convertido en uno de los mejores tenistas que se
ha visto, en un icono del deporte y una referencia para todos en muchos
sentidos.
Tras
estar apartado casi un año de las pistas por una interminable y molesta lesión,
este chico vió como se le escapaba de entre los dedos la posibilidad de ser el
abanderado de España en los JJOO de Londres 2012, al mismo tiempo que observaba
como iba perdiendo puestos en el ranking ATP hasta caer a la quinta posición.
En su
regreso al tenis, mientras que algunos ya le borraban del mapa y la máquina balcánica Novak Djokovic se frotaba las manos para seguir siendo su bestia
negra, él hizo gala de su inquebrantable mentalidad ganadora, confió en la
máxima de que la paciencia es la táctica y finalmente demostró que su fracaso
en 2012 había sido la esencia de su éxito en 2013. Volvió más fuerte que nunca
y realizó la mejor temporada de su vida, ganando a Djokovic, liderando el
ranking ATP de nuevo, conquistando su octavo Roland Garros y su segundo US Open
y lo más importante, haciéndonos soñar de nuevo.
Este
chico humilde nacido en Manacor (Mallorca) es el ejemplo, y gracias a él, hoy
en día los niños en el colegio no sólo quieren ser futbolistas o astronautas, ellos
también quieren ser tenistas, tenistas como su ídolo.
Gracias
Rafa y Bon Nadal.
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