En ocasiones la vida te sorprende, el destino es inexplicable, a veces cruel y siempre imprevisible.
Con muchas penas y con alguna que otra gloria ha sobrevivido el Real Madrid C.F. en los últimos 4 años y medio. El club madrileño ha perseguido durante interminables días, incontables horas, y agónicos minutos a una sombra muy alargada, aparentemente interminabe, que surgía del otro lado del puente aéreo. Esa sombra, era la del F.C. Barcelona, el eterno rival. Dicho equipo se divertía jugando contra todos y especialmente contra el Madrid, al cual humillaba.
La sensación que transmitía el Barça contra el Madrid durante estos años era que jugaba paciente y tranquilo, a la vez que rabioso y con prisa, algo contradictorio. Se sabía superior en juego al equipo merengue y por eso no se ponía nervioso, lo que sumado a su rabia histórica por su complejo de inferioridad, le hacía sacar las uñas, el orgullo y erguir la cabeza contra el rival de la capital, marcándole el mayor número de goles en el mínimo tiempo posible.
Entonces tras momentos esperpénticos como el 2-6 o el 5-0, el Real Madrid llegó a perder la credibilidad y el respeto, vió que sus principios de 'lucha, casta y honor' habían desaparecido.
Un hombre, José Mourinho, era el encargado de revertir la situación, algo que parecía imposible mientras Xavi, Messi e Iniesta siguieran jugando juntos, y contra todo pronóstico, le ganó una final de Copa al Barça hace 2 años, contra todo pronóstico, el año pasado ganó la Liga española con 100 puntos, conquistó el Camp Nou y continuó la racha de victorias en la Supercopa.
A pesar de esas victorias, la mayor parte del mundo menos los aficionados madridistas de verdad, seguía defendiendo que el Barça (con varios jugadores campeones del mundo y Messi) era el mejor equipo del mundo y de la historia. Si es cierto que las victorias del Madrid no eran ni mucho menos tan holgadas como si lo fueron muchas del Barça tanto en Chamartín como en el feudo blaugrana. Pero esta temporada, las cosas se habían complicado para los madridistas, el proyecto continuísta del F.C. Barcelona con Tito Vilanova rozaba la perfección en detrimento del aparente ocaso del de José Mourinho. 16 puntos de diferencia en liga entre ambos, una barbaridad.
La impresión era que el Real Madrid se jugaba la temporada en este enfrentamiento de semifinales de Copa contra el Barça, con la liga ya sentenciada para los culés. Pero también había una sensación de que el equipo blanco llegaba muy mal a la cita y el blaugrana muy bien.
En el primer envite de esta elimatoria en el Santiago Bernabeu, el partido terminó empate a 1, a pesar de que se vió un Barça superior.
Hace tres semanas los culés ya empezaron a descorchar las botellas de cava puesto que estaban convencidos de que en su casa, en el Camp Nou era imposible que el Madrid consiguiera absolutamente nada.
El Real Madrid mientras tanto, sumido en una crisis interna, volvía al papel de malo de la película que había tenido que soportar durante los ultimos años, volvía a recibir criticas, volvia a hablarse de su juego sucio con vídeos provocativos. Volvía a criticarse su juego de contraataque mientras que se ensalzaba el juego 'preciosista' y de toque blaugrana. Volvían a menospreciarle.
Prácticamente nadie, excepto la verdadera afición madridista, repito, pronosticaba el K.O. del F.C. Barcelona en la Copa del Rey, nadie anunciaba que los merengues pudiesen tomar Barcelona y destronar al Rey de Copas de España.Pero todos los que se llenaban las boca intentando meter el dedo en la llaga madridista no sabían, que es herido, cuando el equipo blanco actúa mejor. No sabían que la Séptima Copa de Europa del Real Madrid llegó en plena crisis interna, o que meses antes de la Octava se cambió de entrenador. El Madrid tenía que responder, tenía que luchar contra el mundo, volver por sus fueros, recuperar el respeto en Europa. Ayer tenía 90 minutos para hacerlo, en el escenario más difícil posible y en una batalla histórica, sin igual.
Nada más comenzar el partido, Messi tuvo una oportunidad clarísima de gol en el minuto 1.
La impresión era que el Real Madrid se jugaba la temporada en este enfrentamiento de semifinales de Copa contra el Barça, con la liga ya sentenciada para los culés. Pero también había una sensación de que el equipo blanco llegaba muy mal a la cita y el blaugrana muy bien.
En el primer envite de esta elimatoria en el Santiago Bernabeu, el partido terminó empate a 1, a pesar de que se vió un Barça superior.
Hace tres semanas los culés ya empezaron a descorchar las botellas de cava puesto que estaban convencidos de que en su casa, en el Camp Nou era imposible que el Madrid consiguiera absolutamente nada.
El Real Madrid mientras tanto, sumido en una crisis interna, volvía al papel de malo de la película que había tenido que soportar durante los ultimos años, volvía a recibir criticas, volvia a hablarse de su juego sucio con vídeos provocativos. Volvía a criticarse su juego de contraataque mientras que se ensalzaba el juego 'preciosista' y de toque blaugrana. Volvían a menospreciarle.
Prácticamente nadie, excepto la verdadera afición madridista, repito, pronosticaba el K.O. del F.C. Barcelona en la Copa del Rey, nadie anunciaba que los merengues pudiesen tomar Barcelona y destronar al Rey de Copas de España.Pero todos los que se llenaban las boca intentando meter el dedo en la llaga madridista no sabían, que es herido, cuando el equipo blanco actúa mejor. No sabían que la Séptima Copa de Europa del Real Madrid llegó en plena crisis interna, o que meses antes de la Octava se cambió de entrenador. El Madrid tenía que responder, tenía que luchar contra el mundo, volver por sus fueros, recuperar el respeto en Europa. Ayer tenía 90 minutos para hacerlo, en el escenario más difícil posible y en una batalla histórica, sin igual.
Nada más comenzar el partido, Messi tuvo una oportunidad clarísima de gol en el minuto 1.
A partir de ahí sucedió. Pasó lo que mucha gente llevaba años y años esperando. Pasó lo que otros pocos jamás creerían. El Real Madrid empezó a pasar por encima del Barcelona. Con rapidez, fortaleza, precisión, colocación y Fe hizo añicos el juego culé en apenas 45 minutos. En el minuto 68 ya ganaba 0-3, esta vez sí, estaba ganando bien y con diferencia, como hiciera el Barça antaño, estaba asustando al 'mejor equipo de la historia'.
El Real Madrid estaba desquiciando a Messi, a Xavi, a Iniesta, a Villa o a Puyol, cuyas caras acongojadas por miedo a recibir el cuarto gol no se me olvidarán en la vida.
Pasó algo más, derrepente, alguien empezó a brillar como si de un ángel se tratara en medio de la noche catalana. Cristiano Ronaldo quizá por todo el daño y menosprecio que se le ha hecho en los últimos tiempos, estaba totalmente desatado, desencadenado, rabioso, con hambre de más y más. Ayer Dios se disfrazó de jugador de fútbol y vestía de blanco. Jamás había visto un jugador con tantas ganas de seguir y de seguir, de reivindicarse, de callar a todos, de correr como el hijo del viento. Señores y señoras, Cristiano Ronaldo ayer corría más que la pelota. Simplemente sublime. Y también sucedió, que la batuta de la orquesta merengue la llevaba un mago, un artista, un jefe. Mesut Ozil ayer bailó como quiso, donde quiso, cuando quiso y con quien quiso. Ayer el alemán se metió en la piel de Wolfgang Amadeus Mozart, y compuso 'Las Bodas de Fígaro' y 'La Flauta Mágica' otra vez.
Y luego está -The Man-, Raphael Varane. Damas y caballeros, el señor Leo Messi ha tirado ¡una sóla vez a puerta en 180 minutos!, ¿Alguien habría apostado un sólo euro a eso?. Llámenlo como quieran, crack, jugón, amo, muro o genio. Y es que además, ayer 'Il Due' volvió a marcar semejante golazo como el de la ida. Lo dije hace 3 semanas. Hoy por hoy, no veo un central en el mundo mejor que Varane.
El francés ayer tocó el cielo, se consagró en el conjunto blanco si es que no lo había hecho ya, y para colmo, todo el mundo vió que fue el que más arriba llegó.
El Rey de Copas de España se había encontrado con su peor pesadilla muchos años después, por fin apareció en escena, sin que nadie lo anunciara, el verdadero Rey, el de Copas de Europa, para humillar a su rival y acabar con su hegemonía en el juego.
Los 'grandes' se hicieron 'pequeños' y los 'pequeños' se hicieron 'grandes'...
Tras el gol de Varane, Mourinho les pidió calma pero el Madrid siguió de fiesta. Es como si antes del partido, en el vestuario, el entrenador del Real Madrid se hubiera metido en la piel de Muhammad Ali antes del mejor combate de la historia en Zaire, cuando nadie creía en él y todos pronosticaban su muerte, es como si les hubiera preguntado a los jugadores, ¿Vamos a bailar esta noche? Y éstos le hubieran contestado rugiendo y saltando ¡Vamos a bailar esta noche!
Otro tema que no pienso pasar por alto, es el de la falsedad y la humildad postiza mostrada por el Barcelona en los últimos años. Desde que llegó Guardiola, casualmente, todo era muy bonito y demasiado perfecto mientras que en Madrid todo era horrendo y falso. El Barcelona sabía 'ganar y perder', jamás se hablaría de árbitros y el objetivo era jactarse constantemente de una filosofía de juego de toque y valores de deportividad, (¡Qué fácil es decir que el juego de toque es el mejor teniendo a Messi, Xavi o Iniesta! ). Pero fíjense que causalidad, cuando ayer el Madrid pintó la cara al Barcelona en su feudo, e individualmente a cada uno de sus jugadores, entonces ya ¿Todo se olvida no?,
Dani Alves (que tanto proclama la deportividad de su equipo) se retiro del campo sin dar la mano y la enhorabuena a sus rivales, Xavi Hernández, que se atreve con frases como que 'El Barça será recordado como los Lakers de hace 30 años' no sólo ha demostrado que es un mal ganador sino que ayer corroboró que es peor perdedor diciendo que es un título menor y restando importancia y valor al baño, Sandro Rosell, presidente del Barça e impulsor de eso de los 'valores', lo primero que hizo al hablar con Mónica Marchante, periodista de Canal +, fue criticar la labor arbitral, enfin, patético.
Ayer si quitó la careta de una institución que dice ser ejemplar y de unas personas que se creen superiores al resto.
Han sido muchos años viendo barrer a los culés, infinito tiempo de sufrimiento cuando injustamente se situaba al club blanco como el malo de la película, al Real Madrid le faltaba una victoria como la de ayer, TOTALMENTE merecida, para despejar dudas y callar bocas.
Ahora viendo los resultados hay una reflexión del periodista Juanma Trueba que resume perfectamente lo que está pasando. 'Digamos, que el Madrid se ha especializado en el Barcelona y el Barcelona sólo se ha especializado en satisfacer Messi; por eso la Liga le resulta al Madrid aburrida, extraña la Champions. Por eso el Barça no entiende qué le ocurre: porque Messi apenas habla'
Fue una noche mágica, sobre el campo se desarrolló la tormenta perfecta, por fin, no parecía real, ahora se puede soñar con la final de la Copa del Rey y con la décima Copa de Europa. Anoche hubo una muerte no anunciada en Barcelona. Madrid ha amanecido blanca, nevada. Es una señal de quien es el verdadero número 1 del fútbol mundial.
'La camiseta del Madrid se puede manchar de sudor, barro, incluso de sangre, pero no se puede manchar de vergüenza'. Don Santiago Bernabeu.